Obra de una secta satánica. Ésta es la pista que privilegian los investigadores acerca del robo, descubierto la noche del pasado 25 de enero, de una reliquia con la sangre del beato Juan Pablo II en la pequeña iglesia de San Pedro de la Ienca, en las faldas del Gran Sasso, en la región de L’Aquila. La reliquia, robada junto con una cruz, es un pedacito de tela de la sotana que vestía el Papa polaco en el grave atentado sufrido en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, según informa Jorge Sandoval para Notimex.
Juan Pablo II, a lo largo de sus casi 27 años de pontificado, acostumbraba ir en secreto a esa zona montañosa, donde amaba esquiar, pasear y meditar. Su secretario personal, el ahora cardenal Stanislao Dziwisz, regaló en 2011 la reliquia al pequeño santuario de San Pietro de la Ienca, para testimoniar la presencia espiritual de Karol Wojtyla en uno de sus lugares preferidos en Italia y que le recordaba las montañas de su tierra.
Alrededor de 60 carabineros, con perros adiestrados para localizar personas, y grupos de voluntarios, están inspeccionando la zona alrededor del santuario ante la hipótesis de que los autores del robo hayan abandonado la reliquia.
Sin embargo, según Pasquale Corriere, presidente de la fundación de la asociación cultural San Pedro de la Ienca, se estaría privilegiando la pista satánica, explicando que el día del robo “coincide en el calendario satánico con el inicio del dominio del demonio Volac, del 25 al 29 de enero, periodo en el cual también se evoca el aspecto sacrilegio y satánico del Holocausto nazi en ocasión de la Jornada de la Memoria, para preparar el año nuevo de Satanás que se celebra el 1 de febrero”.
El profesor de Religión y coordinador nacional del observatorio Antiplagio, Giovanni Panunzio, dijo que para los devotos del diablo esta fecha representa el nacimiento, el origen y por lo tanto en esta fase del año la sangre y la cruz son objetos emblemáticos para ser profanados.
Por otra parte, el mercado de los simulacros religiosos en las sectas satánicas es particularmente floreciente y los símbolos sagrados sin un particular valor artístico, pero únicos, como en el caso de la reliquia de Juan Pablo II robada en el santuario de L’Aquila, son pagados varias decenas de miles de euros. Por lo tanto, el eventual pedido de rescate entraría en esta óptica criminal.
Como explica Íñigo Domínguez en El Correo, el viernes 24 la reliquia estaba allí, pero cuando el párroco volvió el domingo 26, ya no. La Policía no descarta el móvil extorsionador. Por ejemplo, en 1991 un capo mafioso robó el mentón de San Antonio de Padua para pedir la liberación de su primo, cosa que consiguió. Pero las fechas también han sugerido la tesis de los pirados satánicos. En Italia, que en realidad es un país muy pagano y esotérico, siempre andan por ahí. A partir del día 25, según los entendidos, inicia el dominio de un tal Volac, un demonio del sector.
La reliquia de Wojtyla, que será canonizado el 27 de abril junto con Juan XXIII, alcanzaría un precio de «decenas de miles de euros». Es decir, cabe la posibilidad de que el autor del robo no pertenezca a una secta, pero haya visto el negocio con algún adorador del diablo sin problemas de liquidez. Pasquale Corriere no tiene duda de que se trata de «un robo por encargo». Los ladrones serraron los barrotes de la ventana y no se llevaron ni el dinero de las limosnas, que no era despreciable pues el lugar es destino de peregrinación de muchos fieles.
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