Consultado sobre los islamistas radicales, el Prelado indicó que “instrumentalizan la religión que profesan sin entender realmente lo que es el Islam”, por lo que se trata de “una falsificación del Islam para hacerse con el poder”.
En ese sentido, señaló que “nosotros -en PISAI- buscamos trabajar con otros musulmanes serios que están contra los fundamentalistas y tienen que hacerles entender que eso no es el verdadero Islam. Muchos musulmanes dicen '¡basta!', pero la prensa occidental no se hace eco de estas declaraciones”.
El que fuera también Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso de 2002 a 2006 destacó que “en la actualidad solo vemos en la prensa noticias malas sobre el Islam ya que no se habla de las relaciones pacíficas entre cristianos y musulmanes”. Sin embargo, “hay relaciones y experiencias en el mundo entre musulmanes y cristianos que son bellas, pero no se conocen”. Por ello, “nuestro Instituto busca trabajar en la verdad, en el amor, la paz y la comprensión de manera seria”.
Preguntado sobre si estos musulmanes podrían frenar a los fundamentalistas, Mons. Fitzgerald cree que “los fundamentalistas como el Estado Islámico (ISIS) no escuchan”, pero “es importante convencer a otros musulmanes de que este no es el camino”.
Por ello, señaló que el trabajo de la Iglesia en este aspecto es fundamental. Indicó que ante la existencia de estos grupos terroristas “es importante que los obispos locales trabajen y pidan a los responsables políticos que intervengan más fuertemente”.
“Pienso por ejemplo en Nigeria. No están contentos con lo que ha hecho el Gobierno federal. No parece que sea bastante para proteger a los cristianos y a los musulmanes, porque estos sufren muchas veces más que los cristianos. Pero es importante para los líderes religiosos ir de la mano y favorecer así el conocimiento y la confianza”, indicó.
Durante su labor como Nuncio en Egipto, Mons. Fitzgerald vivió en primera persona la llamada Primavera Árabe que estalló en 2010 y de la que fue protagonista este país. “Soy un poco más optimista respecto a Egipto. Siria y Libia son un desastre y no sé cómo se puede salir de esa situación. También Irak, donde debemos esperar a ver qué sucede… Es una pena porque estos países tienen una historia, una cultura, especialmente Irak y Siria, y se está destruyendo. Al mismo tiempo, otros países sufren con los refugiados. Debemos trabajar y rezar para que este mundo sea mejor”, aseguró.
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