Alex Freyre y José María Di Bello no eran pareja
Alex Freyre y José María Di Bello protagonizaron el primer «matrimonio» gay de la Argentina. Pudieron hacerlo a fines de diciembre de 2009, en Ushuaia, gracias a una medida judicial y esa unión resultó ser también la primera en Iberoamérica. El periodista y activista progay Bruno Bimbi ha asegurado en su blog que le consta que se casaron por militancia y que no eran pareja. «Alex Freyre se cansó de avergonzarnos a todos. Y alguien lo tenía que decir», indica. Y añade: «El sacrificio personal que ofrecían Alex y José nos parecía admirable. Éramos compañeros y les creíamos. No nos imaginamos lo que vendría después».
28/02/15 9:14 AM | Imprimir | Enviar
(InfoCatólica) Así lo explica Bruno Bimbi en su blog, en una entrada titulada «Lo que nunca contamos sobre el matrimonio de Álex Freyre»:
Cuando la ley de matrimonio igualitario ya estaba aprobada, todos pensamos que Alex y José buscarían el mejor momento, se divorciarían y contarían la verdad: que nunca fueron pareja. Al final, se habían casado por la causa. Y más allá de que algunos no hubiésemos estado de acuerdo porque nos parecía arriesgado, todos coincidíamos en que había sido un acto valiente y que habían interpretado muy bien su papel.
Desde que existe el matrimonio ha habido y sigue habiendo gente que se casa por conveniencia, por negocios, por poder, por política, por acuerdos familiares, por apariencias; sin amor. Ellos lo habían hecho no por conveniencia propia, sino de toda una parte de la población que luchaba por sus derechos civiles. Lo habían hecho por los miles que no podían.
Podía sonar mal, pero no había estado mal.
Y más adelante añade:
Muchos de los activistas que hubiésemos querido hacerlo no podíamos porque no estábamos en pareja y no nos hubiésemos bancado hacerlo con un compañero y después, si salía el fallo a favor, tener que casarnos con él y fingir una relación inexistente. Otros, porque sus parejas de verdad (con las que después terminaron casándose) estaban en aquella época en el armario con la familia y no aceptarían salir en los diarios. Otros porque la exposición pública podría traerles problemas en el trabajo o, simplemente, porque no se sentían preparados.
No era fácil. El sacrificio personal que ofrecían Alex y José nos parecía admirable. Éramos compañeros y les creíamos. No nos imaginamos lo que vendría después.
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