Kinshasa - La ofensiva anunciada por el ejército congoleño contra el grupo rebelde FDLR se llevará a cabo sin la ayuda de la Misión de la ONU en la República Democrática del Congo . Las FDRL, que actúan desde hace décadas en el norte de Kivu en el este de República Democrática del Congo, son uno de los diversos grupos armados que siembran el terror en la zona.
El 2 de enero, terminó el plazo del ultimátum lanzado por el gobierno de Kinshasa a las FDLR para rendirse. “Ante esta situación, se esperaba que el ejército congoleño y la MONUSCO finalmente comenzaran una operación militar conjunta contra ellos”, se lee en una nota enviada a la Agencia Fides por la Red Paz para el Congo. Pero cuando, el 29 de enero, el jefe del Estado Mayor General del Ejército congoleño anunció el inminente inicio de las operaciones, el portavoz ha señalado de inmediato que se trataba de una operación planificada y llevada a cabo por el ejército congoleño y no con la MONUSCO, como estaba previsto inicialmente.
Las razones oficiales adoptadas por el gobierno congoleño es que la ONU había acusado injustamente a Kinshasa de querer retrasar las operaciones y, por tanto, ser cómplice de las FDLR, cuando lo que pedía era simplemente más tiempo para prepararse.
Sin embargo, según la nota, las razones son de otro tipo. En particular, la ONU ha pedido la retirada de dos generales congoleños acusados de graves violaciones de los derechos humanos. Las autoridades congoleñas parece que tampoco tienen prisa en desarmar a las FDLR, que según Red Paz para el Congo, “a menudo han sido aliados útiles en la lucha contra las rebeliones congoleñas sucesivas apoyadas por Ruanda”.
Por último, si el ejército congoleño eventualmente iniciase las operaciones contra las FDLR, sin la ayuda de la ONU se teme que sucedan graves violaciones de los derechos humanos. “El plan concebido originalmente por la MONUSCO incluye medidas para proteger a la población civil”, dice el documento. De hecho, los rebeldes hutus ruandeses viven mezclados con la población y las operaciones militares anteriores de 2009 habían causado cientos de miles de desplazados. “Queda, por lo tanto, la preocupación por la situación humanitaria y el escepticismo sobre la capacidad real de las fuerzas armadas congoleñas de llevar a cabo estas operaciones por sí solos”, concluye el comunicado
El 2 de enero, terminó el plazo del ultimátum lanzado por el gobierno de Kinshasa a las FDLR para rendirse. “Ante esta situación, se esperaba que el ejército congoleño y la MONUSCO finalmente comenzaran una operación militar conjunta contra ellos”, se lee en una nota enviada a la Agencia Fides por la Red Paz para el Congo. Pero cuando, el 29 de enero, el jefe del Estado Mayor General del Ejército congoleño anunció el inminente inicio de las operaciones, el portavoz ha señalado de inmediato que se trataba de una operación planificada y llevada a cabo por el ejército congoleño y no con la MONUSCO, como estaba previsto inicialmente.
Las razones oficiales adoptadas por el gobierno congoleño es que la ONU había acusado injustamente a Kinshasa de querer retrasar las operaciones y, por tanto, ser cómplice de las FDLR, cuando lo que pedía era simplemente más tiempo para prepararse.
Sin embargo, según la nota, las razones son de otro tipo. En particular, la ONU ha pedido la retirada de dos generales congoleños acusados de graves violaciones de los derechos humanos. Las autoridades congoleñas parece que tampoco tienen prisa en desarmar a las FDLR, que según Red Paz para el Congo, “a menudo han sido aliados útiles en la lucha contra las rebeliones congoleñas sucesivas apoyadas por Ruanda”.
Por último, si el ejército congoleño eventualmente iniciase las operaciones contra las FDLR, sin la ayuda de la ONU se teme que sucedan graves violaciones de los derechos humanos. “El plan concebido originalmente por la MONUSCO incluye medidas para proteger a la población civil”, dice el documento. De hecho, los rebeldes hutus ruandeses viven mezclados con la población y las operaciones militares anteriores de 2009 habían causado cientos de miles de desplazados. “Queda, por lo tanto, la preocupación por la situación humanitaria y el escepticismo sobre la capacidad real de las fuerzas armadas congoleñas de llevar a cabo estas operaciones por sí solos”, concluye el comunicado
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