Como es tradición en las JMJ, cientos de miles de jóvenes pasaron la noche en el campo destinado para la Misa para buscar una mejor ubicación y estar lo más cercanos al Papa, quien antes de llegar al Campus Misericordiae, pasó por dos hogares de Cáritas Polonia para bendecirlos.
Por su parte, antes del inicio de la Eucaristía, el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Stanislaw Dziwisz, agradeció al Pontífice por estos días en Polonia, donde los jóvenes “han compartido entre ellos y también con nosotros el entusiasmo de la fe”. “Ahora harán el retorno a sus países, a sus familias, para llevar la chispa de la esperanza y la misericordia hasta los más alejados puntos de nuestro mundo turbulento”, señaló.
Ya iniciada la Misa, las lecturas del día fueron leídas en italiano y portugués; mientras que el Evangelio, que narra el encuentro de Jesús con Zaqueo, fue leído primero en polaco y luego en paleo-eslavo.
En su homilía, el Santo Padre recordó que Zaqueo, odiado por su pueblo debido a que colaboraba con los ocupantes romanos, tenía deseos de acercarse a Jesús, pero para ello tuvo que superar al menos tres obstáculos, “que también pueden enseñarnos algo a nosotros”.
Indicó que el primero era su baja estatura física que le impedía ver a Cristo en medio de la gente. “También nosotros podemos hoy caer en el peligro de quedarnos lejos de Jesús porque no nos sentimos a la altura, porque tenemos una baja consideración de nosotros mismos”, señaló Francisco.
El Papa explicó que esta gran tentación afecta también la fe. “Somos los hijos amados de Dios”, recordó Francisco, “esta es nuestra ‘estatura, esta es nuestra identidad espiritual”; por ello alentó no impedir “que se cumpla su sueño en mí. Dios nos ama tal como somos, y no hay pecado, defecto o error que lo haga cambiar de idea”.
“¡Tú eres importante! Y Dios cuenta contigo por lo que eres, no por lo que tienes: ante él, nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que utilizas; no le importa si vas a la moda, le importas tú. A sus ojos, vales, y lo que vales no tiene precio”. Además, insistió, “está siempre de nuestra parte, como el más acérrimo de los ‘hinchas’” y siempre nos espera con esperanza.
El Pontífice dijo que el segundo obstáculo de Zaqueo era “la vergüenza paralizante”, pues por su condición de poder corría el riesgo de la burla si se subía a la higuera para ver a Cristo. “Pero superó la vergüenza, porque la atracción de Jesús era más fuerte”, afirmó.
“Habréis experimentado lo que sucede cuando una persona se siente tan atraída por otra que se enamora: entonces sucede que se hacen de buena gana cosas que nunca se habrían hecho. Algo similar ocurrió en el corazón de Zaqueo, cuando sintió que Jesús era de tal manera importante que habría hecho cualquier cosa por él, porque él era el único que podía sacarlo de las arenas movedizas del pecado y de la infelicidad”.
Francisco indicó que “la vergüenza paralizante no triunfó” y Zaqueo subió a la higuera, de donde Jesús lo llamó. “Se arriesgó y actuó (…). Queridos jóvenes, no se avergüencen de llevarle todo, especialmente las debilidades, las dificultades y los pecados, en la confesión: Él sabrá sorprenderos con su perdón y su paz”, invitó el Papa.
El tercer obstáculo de Zaqueo estuvo a su alrededor, señaló el Papa. “Es la multitud que murmura, que primero lo bloqueó y luego lo criticó: Jesús no tenía que entrar en su casa, en la casa de un pecador”, indicó.
Francisco alentó a los jóvenes a no dejarse bloquear por quienes les digan “que Dios es distante, rígido y poco sensible, bueno con los buenos y malo con los malos”, o por quienes se rían “porque creen en la fuerza mansa y humilde de la misericordia. No tengan miedo”.
“Puede que los juzguen como unos soñadores, porque creen en una nueva humanidad, que no acepta el odio entre los pueblos (…). No se desanimen: con su sonrisa y sus brazos abiertos predican la esperanza y son una bendición para la única familia humana”.
“Jesús te dirige la misma invitación (que a Zaqueo): ‘Hoy tengo que alojarme en tu casa’. La Jornada Mundial de la Juventud, podríamos decir, comienza hoy y continúa mañana, en casa, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora”.
“El Señor no quiere quedarse solamente en esta hermosa ciudad o en los recuerdos entrañables, sino que quiere venir a tu casa, vivir tu vida cotidiana (…). Cómo le gusta que todo esto se lo llevemos en la oración. Él espera que, entre tantos contactos y chats de cada día, el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la oración”, afirmó.
Francisco aseguró a los jóvenes que Dios “no es un ‘disco duro’ que registra y almacena todos nuestros datos, sino un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal”.
Finalmente, luego de las palabras de agradecimiento del Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el Papa anunció que la próxima JMJ será en Panamá.
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VIDEO y TEXTO: Homilía del Papa Francisco en la Misa de clausura de la JMJ Cracovia 2016 https://t.co/Vu4IISANGB
— ACI Prensa (@aciprensa) 31 de julio de 2016
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