ÁFRICA/EGIPTO - Desmentido el rumor sobre un posible suicidio de un monje copto de San Macario
El Cairo - El 28 de septiembre fue enterrado en el cementerio del monasterio copto-ortodoxo de San Macario el monje Zaynoun al Makar. El monje murió de un ataque al corazón, según las primeras investigaciones de la policía. Los hallazgos hechos en el cuerpo desmienten las informaciones según las cuales el monje se habría quitado voluntariamente la vida al ingerir veneno. El monje padecía una enfermedad cardíaca y estaba disgustado por la reciente disposición de sus superiores de trasladarlo del monasterio de San Macario, en la región de Wadi Natrun, al monasterio de Koussia, en la provincia de Assiut.
Los demás monjes explicaron que se presentaron en la celda del monje cuando escucharon que se quejaba por un malestar. Inmediatamente se llamó a la ambulancia que, por desgracia, llegó al monasterio cuando el monje ya estaba muerto. Se han encontrado muchos fármacos en su celda. Según Anba Bijoul, abad del monasterio en Koussia, Zaynoun se llevaba bien con todo el mundo. Ingresó a un convento en Francia y después se trasladó a Egipto, donde vivió durante 20 años en el monasterio de Natroun. Después del asesinato del obispo copto-ortodoxo Epifanio, Zaynoun había sido llamado para ofrecer su testimonio como defensor de los otros monjes Isaías y Filtaos, acusados por el asesinato de Anba Epifanio. Zaynoun era miembro de un grupo abierto de whatsapp donde se discutía sobre los problemas y la gestión del monasterio.
Anba Bijoul, abad del monasterio de la Santísima Virgen “al mahrak” en Koussia, en la provincia de Assiut, confirmó las buenas relaciones que unían a Zaynoun con sus hermanos. Según los informes del abad, el monje Zaynoun se había alejado de la vida monástica durante 3 días una semana después de su llegada a Koussia. Después pidió ser readmitido y su solicitud fue aceptada sin problemas.
Las especulaciones mediáticas que surgieron en torno a la desaparición del monje Zaynoun han vuelto a poner de relieve el delicado momento que pasan las comunidades monásticas de la Iglesia copto-ortodoxa, aún marcada por el asesinato del obispo Epifanio, perpetrado el 29 de julio en el monasterio de San Macario.
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