El rock duro, el rock satánico, los góticos y la radioestesia
El rock duro
Al que le guste el rock, puede escucharlo sin tener aprensiones de estar pecando. Cargar a las almas de los jóvenes con la prohibición de escuchar música rock sería injusto, pues al fin y al cabo se trata de música.
Prohibir no, pero desaconsejar sí. Pero siendo realistas, hay que reconocer que el rock duro es una música que excita las peores pasiones de los jóvenes: la ira, la rebeldía, la lujuria, la vida desordenada. Es algo que tanto en su letra como en su música, no relaja, no lleva a la contemplación de la belleza, no mejora a la persona.
Los mismos integrantes de estas bandas musicales son verdaderos ejemplos de vida en pecado, y ellos sufren en sí mismos los frutos de esa vida que es todo lo contrario de lo que tratan de dar a entender a aquellos que les siguen. Por eso los demonios, viendo lo mucho que pueden ganar, se concentran en los lugares donde van a tener lugar conciertos tratando de fomentar el descontrol, el frenesí, la idolatría respecto a los cantantes. Esa histeria que vemos en tantas chicas respecto a sus ídolos, está fomentada por los demonios. Ellos saben muy bien qué es lo que deben fomentar. Y saben que hacer ídolos de esos pobres seres humanos, es algo bueno para sus planes. Y más si esos seres humanos les ofrecen canciones que son predicaciones a favor de todos los vicios.
Mucho se ha hablado acerca de los mensajes subliminales de los discos de rock. Hay que dejar bien claro que si uno no entiende la letra porque está en otro idioma, no produce ningún efecto negativo en la persona que lo escucha, pues se trata de un significante sin significado. Lo mismo es válido para esos supuestos mensajes subliminales que sólo se pueden entender escuchando el disco al revés. Si esos mensajes existieran (cosa que dudo mucho), serían como un signo ilegible y no producirían mal alguno.
Cosa distinta es escuchar una y otra vez machaconamente una letra que incita al odio, a la lujuria y a todo tipo de perversiones. Eso, oído durante horas, sí que penetra no sólo a nivel consciente, sino también subconsciente.
Los carteles o camisetas que no son expresamente de alabanza al demonio o de blasfemia hacia Dios, no producen tampoco efecto negativo alguno a nivel demoníaco. Para que algo sea malo debe ser expresamente demoníaco. Hay gente que piensa que todo monstruo es algo demoníaco. La inmensa mayoría de dragones y seres imaginarios deformes son meras producciones artísticas sin malicia.
El rock satánico
Ningún cristiano, ningún bautizado que se considere discípulo de Jesús, debería nunca comprar discos de estos grupos, ni asistir a sus conciertos. Sus letras escuchadas día tras día, penetran en el subconsciente. Los que escuchan estas músicas y acaban abriéndose a ellas de corazón, sufrirán influencias de espíritus inmundos.
Muchos suicidios, depresiones y problemas mentales de los jóvenes tienen a este tipo de influencias espirituales malignas como causa coadyuvante. Si rezaran, si recibieran los sacramentos, esas influencias se debilitarían y serían borradas, sustituyéndose por la acción de la gracia en el interior del alma. Pero como los jóvenes están alejados de Dios en su mayoría, las influencias malignas se van acumulando, acrecentando y finalmente emergiendo en forma de agresividad, mal carácter, falta de ilusión y conformando verdaderos desarreglos psicológicos.
Hay que insistir a los padres seguidores de Jesucristo que deben inculcar a sus hijos que todo cristiano por el hecho de ser cristiano debe alejarse totalmente de este tipo de rock que incita justo a lo contrario que nos pide Dios en sus mandamientos.
El efecto moral del rock satánico es devastador. Los jóvenes son incitados por esas letras a hacer el mal, a alejarse de Dios. Se acostumbra a esos jóvenes a ver como normal cosas aberrantes. Si invocan a demonios o los alaban, en esas canciones, los demonios vienen y les provocan influencias demoníacas: mal carácter, depresión, riñas, tendencias suicidas. Si esos jóvenes después oraran con fe, esas influencias al ser leves desaparecerían sin dificultad. Pero como no oran, permanecen y las tienen que sufrir a veces de por vida.
Camisetas y posters demo-níacos: no es nada infrecuente que algunos jóvenes tengan en su habitación cosas de temática demoníaca o próxima. Muchos grupos de rock fomentan este tipo de parafernalia. Los padres deben tratar de razonar con sus hijos la contradicción entre eso y sus raíces cristianas. Pero si los razonamientos, el diálogo y la benignidad no bastan, deben imponer su autoridad y dejar claro al hijo que ésa es su casa, la de los padres. Y que mientras estén en su casa, no habrá públicamente ningún icono del Maligno en las paredes. Incluso en la mayoría de edad del hijo, la casa sigue siendo propiedad de los padres y ellos poseen la máxima autoridad en esa morada.
Si a mí un hijo mayor de edad me amenazara con que eligiera entre permitir un póster del demonio en la casa o el hecho de que se va a marchar del hogar por esa razón, le respondería: mi mujer y yo hemos elegido seguir los caminos del Señor, ahí tienes la puerta.
En un hogar no se puede permitir la existencia de nada demoníaco visible en las paredes o armarios. No se puede servir al único Dios verdadero y transigir con este nuevo tipo de idolatrías alegando que son cosas del hijo. Los padres tienen autoridad sobre la casa, incluso sobre la habitación de su hijo. La habitación del hijo no es su casa, sino parte de un hogar común. Hay cosas permisibles y otras que, de ningún modo, se deben permitir. Lo demoníaco está dentro de lo inaceptable.
Así como a los ángeles les agrada estar en casas donde hay imágenes de ángeles o religiosas en general, a los demonios les gusta estar en habitaciones donde hay infinidad de figurillas de demonios, carteles de grupos satánicos, y objetos de temática infernal. Se sienten a gusto en esos ambientes y les atraen. El mal se siente atraído por la representación del mal, así como los ángeles buenos se sienten atraídos por imágenes celestiales ya que se sienten acogidos, queridos y bienvenidos. Por eso hay casas donde hay ángeles habitualmente, y hay casas donde hay más demonios que en otras aunque no obren nada extraordinario.
Los siniestros o góticos
Esta estética macabra está directamente promocionada entre los hombres, por los ángeles caídos. No se trata de una moda más, sin importancia, sino de una estética aberrante. En cierto modo, es una estética que intenta convencer de que lo feo es bello. Estos jóvenes visten como seguidores de las tinieblas y aunque no sean conscientes de ello, lo son.
Radioestesia, viajes astrales
En este tipo de prácticas no se invoca a demonio alguno. Tanto la radioestesia como los viajes astrales tienen que ver con el espíritu de la persona, no con el demonio. En sí mismas no tienen nada de malo moralmente hablando: no se invoca a nadie, no se realiza nada mágico. Otra cuestión es si pudieran ser prácticas peligrosas, hoy por hoy pienso que no hay razones para pensar que sean peligrosas. Hay personas de buena vida cristiana que han practicado la radioestesia toda su vida, sin que de ello les haya venido ningún perjuicio, ni hayan sufrido influencia maligna alguna. También he conocido a personas que han practicado los viajes astrales sin que se perciba en ellos problema alguno. Aunque sí que ellos refieren como a veces sí que han aparecido demonios en sus viajes, produciéndoles una tremenda impresión y miedo.
Tomado del libro Exorcística
del Padre José Antonio Fortea Cucurull
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