Distintas historias de recuperación del alcoholismo comenzaron en una parroquia. Los sufrimientos de los familiares y de quienes se encontraban atrapados por la enfermedad, los llevaron a buscar el auxilio sacerdotal.
‘Los sacerdotes desempeñan una función social relevante al motivar a las personas a retomar el camino de la fe y acudir a las juntas de los grupos tradicionales de Alcohólicos Anónimos (AA)’, consideraron integrantes de la Central Mexicana de Servicios Generales (CMSG).
Aprovecharon la ocasión para agradecer a la Arquidiócesis de México por las facilidades otorgadas para difundir en parroquias la labor de los grupos tradicionales de AA. Como personas en recuperación, compartieron testimonios personales de cómo llegaron a transformar su manera de vivir tras atender el consejo de los sacerdotes.
Los entrevistados omitieron sus apellidos para dar cumplimiento a una de las tradiciones de AA que se refiere a preservar el anonimato. El señor ‘Felipe’ ejemplificó cómo alguien afectado por la enfermedad puede llegar a un templo en busca de ayuda:
“Cuando alguna persona se mostraba incapaz de escuchar las súplicas de sus familiares ante la desesperante situación del alcoholismo, pudo cambiar su actitud al recibir el consejo de un sacerdote. Así es como algunos compañeros se dieron la oportunidad de acudir por primera vez a las juntas de los grupos tradicionales de AA”.
Los sacerdotes llegan a aconsejarles que vayan primero a las juntas de AA, antes que jurar ante la divinidad no volver a ingerir bebidas embriagantes –que muchas veces fueron utilizadas por las personas ‘para darse valor o desarrollarse socialmente’–, explicó el señor Juan Manuel.
El señor ‘Felipe’ agregó que algunas personas suelen escuchar más a un sacerdote porque ‘no creen lo que les dice una madre regañona o una esposa gruñona acerca de esa enfermedad que no distingue edad, posición social ni género’.
Suele pensarse que el alcoholismo aqueja únicamente a los varones. La señora ‘Delia’ asegura que esto no es así, porque ‘existe un ocultamiento familiar de esta problemática en el género femenino, que muchas veces ocurre por temor a la crítica social.
Entre los síntomas característicos del alcoholismo se manifiesta la negación de la enfermedad acompañada de reiteradas promesas a los papás, a la esposa e hijos, de que no volverán a ocurrir episodios de abuso en el consumo de alcohol, y –sin embargo– vuelven a repetirse con consecuencias lamentables, como pérdida del empleo y el consecuente apuro económico de las familias.
Después de padecer a causa del alcoholismo y experimentar una recuperación por medio de las juntas de AA, el señor ‘José’ expuso: “varios compañeros retomaron el camino de la fe mediante la reconciliación con Dios, al grado que regresaron la Iglesia a prestar servicio”.
También acuden personas jóvenes que quieren dejar de beber, quienes a través del método de recuperación sugerido de los ‘12 Pasos’ recobran el aliciente de acercarse nuevamente a la religión. “Antes de llegar a los grupos, muchas personas ni siquiera sabían orar”, abundó el señor ‘Felipe’.
Los sacerdotes se muestran sensibles a las solicitudes de ceder un poco de tiempo a los miembros de las agrupaciones para informar a la feligresía acerca de las juntas de AA. En ocasiones, también les facilitan algún salón parroquial para efectuar las sesiones de hora y media.
La Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos puso a disposición del público el teléfono 01800-821-4222, para ubicar las distintas agrupaciones del área metropolitana, así como la página de internet: www.aa.org.mx
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