En un comunicado difundido por el dicasterio, también exhortó al mundo civilizado, las autoridades públicas y las organizaciones internacionales, a no tardar en poner en marcha “las indispensables intervenciones humanitarias de los ámbitos necesarios para detener, especialmente en Irak y Siria, el éxodo doloroso y profundamente injusto de los cristianos de las tierras que habitan desde hace dos mil años”. “Se trata de acciones contra Dios y contra todo sentido de humanidad”, expresó.
En ese sentido, indicó que se mantiene contacto con el Patriarca Caldeo, Mons. Louis Sako; la representación pontificia en Bagdad (Irak), y los obispos locales.
“La Congregación para las Iglesias Orientales alienta a los responsables y aquellos que son sensibles a la difícil situación de los cristianos en Oriente con el fin de que se cumpla con urgencia toda acción indispensable para aliviar los sufrimientos”, pues falta agua, comida y demás objetos de primera necesidad. “Los niños, los ancianos y los enfermos, están en la tribulación más insoportable”.
“Se teme, lamentablemente, un epílogo catastrófico si no se pone fin a la grave inseguridad general, alimentada por la indiferencia de muchos, denunciada reiteradamente”, expresó.
La Congregación para las Iglesias Orientales, “interpretando el inmenso dolor e indignación de los pastores y de los fieles católicos orientales en todo el mundo, renueva la más intensa oración al Señor por las poblaciones duramente golpeadas por barbaries totalmente contrarias a la dignidad humana y la plena solidaridad humana y cristiana hacia ellos”, expresa el comunicado.
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