Una de las máximas del papa Francisco en este año largo de pontificado ha sido su denuncia constante de la corrupción tanto en el seno de la propia Iglesia como fuera. Y la corrupción política ha sido uno de los puntos que más ha atacado. En una reciente entrevista concedida al diario Il Messaggero, Francisco reconocía este mal endémico pero no culpaba directamente a los políticos.
Para el Papa Francisco, el problema radica en que "es el ambiente el que facilita la corrupción. No digo que todos sean corruptos, pero es difícil permanecer honrado en la política". En Cataluña, muchos, durante muchos años hemos considerado honrado a Jordi Pujol y ciertamente estábamos equivocados. En efecto, para el Santo Padre el problema surge por el ambiente cultural en el que vive inmersa la sociedad.
"El cambio de época alimenta la decadencia moralmente no sólo en la política, sino en la vida financiera y social", ha dicho el Papa Francisco. Por eso, para ver realmente un cambio en la política, hace falta que sea la sociedad en su conjunto la que se transforme, la que modifique la cultura en la que está inmersa. En esto pienso como el Papa.
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