“Esta capacidad de discernimiento no es sólo hacia las personas, sino también de las comunidades: las parroquias, las diócesis, las comunidades educativas o religiosas, etc. Y además, de la sociedad, la ciudad, el país, el mundo, en su más amplio sentido. Como Monseñor Enrique Angelelli decía: ‘Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio’”, destacó en su columna semanal.
El Prelado dijo luego que “también debemos ‘auscultar’ el Corazón de Jesús. Si prestamos atención vamos a escuchar que sus latidos de amor quieren llegar a todos los hombres” y sostuvo que “son necesarias ambas escuchas”.
“Somos amigos de Jesús para los hermanos, y amigos de los hombres ante Jesús. Los sacerdotes debemos ser plenamente hombres y solidarios con la humanidad entera ante Jesús. Y debemos ser hombres de Dios para la humanidad. Debemos ser hombres de diálogo y cercanía con los hermanos y de profunda oración con Dios. Nada nos aísla o enajena de unos y Otro”, agregó.
El Papa “Francisco acuñó una expresión muy significativa, y nos dice que debemos ser ‘pastores con olor a oveja’, y podemos completar diciendo que como consecuencia las ovejas deben tener olor a Cristo Buen Pastor por tenerlo cerca”.
El Obispo señaló asimismo que “nuestro Papa también nos enseña que la alegría de la misión que se nos confía nos hace ‘personas –cántaro’, facilitadores de la gracia. Somos como buenos plomeros que se aseguran que el agua circule con abundancia para saciar la sed. No somos dueños del agua, ni sus dueños o burócratas”.
“En el buen sentido de la expresión, estamos familiarizados con las ‘cosas de Dios’, para servir a la fe de nuestro pueblo. Como hijos en la carpintería del papá, que reconocen el nombre y la finalidad de cada herramienta”, precisó.
Mons. Lozano señaló que ayer, 4 de agosto, se celebró a San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, a quien consideró “un modelo de entrega generosa a Dios y los hombres” y también destacó la figura del Beato Cura Brochero, quien en nuestras tierras “nos enseña a ser generosos y audaces en la misión. Él supo acercar varones y mujeres de su tiempo ?especialmente a los pobres? al corazón de Jesús por medio de la predicación ferviente de los ejercicios espirituales y el testimonio de su vida pobre y entregada”.
“Enfermos, pobres, pecadores, todos tenían lugar en su amor de padre, evocando la figura del Buen Pastor que busca y carga con ternura la oveja encontrada. Una evangelización que también fue promoción humana buscando para su pueblo educación, caminos, el ferrocarril”, concluyó.
“Esta capacidad de discernimiento no es sólo hacia las personas, sino también de las comunidades: las parroquias, las diócesis, las comunidades educativas o religiosas, etc. Y además, de la sociedad, la ciudad, el país, el mundo, en su más amplio sentido. Como Monseñor Enrique Angelelli decía: ‘Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio’”, destacó en su columna semanal.
El Prelado dijo luego que “también debemos ‘auscultar’ el Corazón de Jesús. Si prestamos atención vamos a escuchar que sus latidos de amor quieren llegar a todos los hombres” y sostuvo que “son necesarias ambas escuchas”.
“Somos amigos de Jesús para los hermanos, y amigos de los hombres ante Jesús. Los sacerdotes debemos ser plenamente hombres y solidarios con la humanidad entera ante Jesús. Y debemos ser hombres de Dios para la humanidad. Debemos ser hombres de diálogo y cercanía con los hermanos y de profunda oración con Dios. Nada nos aísla o enajena de unos y Otro”, agregó.
El Papa “Francisco acuñó una expresión muy significativa, y nos dice que debemos ser ‘pastores con olor a oveja’, y podemos completar diciendo que como consecuencia las ovejas deben tener olor a Cristo Buen Pastor por tenerlo cerca”.
El Obispo señaló asimismo que “nuestro Papa también nos enseña que la alegría de la misión que se nos confía nos hace ‘personas –cántaro’, facilitadores de la gracia. Somos como buenos plomeros que se aseguran que el agua circule con abundancia para saciar la sed. No somos dueños del agua, ni sus dueños o burócratas”.
“En el buen sentido de la expresión, estamos familiarizados con las ‘cosas de Dios’, para servir a la fe de nuestro pueblo. Como hijos en la carpintería del papá, que reconocen el nombre y la finalidad de cada herramienta”, precisó.
Mons. Lozano señaló que ayer, 4 de agosto, se celebró a San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, a quien consideró “un modelo de entrega generosa a Dios y los hombres” y también destacó la figura del Beato Cura Brochero, quien en nuestras tierras “nos enseña a ser generosos y audaces en la misión. Él supo acercar varones y mujeres de su tiempo ?especialmente a los pobres? al corazón de Jesús por medio de la predicación ferviente de los ejercicios espirituales y el testimonio de su vida pobre y entregada”.
“Enfermos, pobres, pecadores, todos tenían lugar en su amor de padre, evocando la figura del Buen Pastor que busca y carga con ternura la oveja encontrada. Una evangelización que también fue promoción humana buscando para su pueblo educación, caminos, el ferrocarril”, concluyó.
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