Johannesburgo - “Hombres y mujeres consagrados fundaron la Iglesia local en nuestra diócesis y en muchas de nuestras parroquias, poniéndose al servicio de todo tipo de personas de innumerables maneras”, dicen los obispos de la Southern African Catholic Bishop’s Conference en su Carta Pastoral dedicada al Año de la Vida Consagrada .
“Rendimos homenaje a los religiosos desaparecidos que han servido en nuestros países y que están enterrados en nuestra tierra, a veces en tumbas ocultas u olvidadas. Agradecemos a todos los religiosos que han envejecido entre nosotros, llevando una vida ejemplar y dando un valiente testimonio”, continúa el documento, enviado a la Agencia Fides.
Los Obispos, después de señalar que la misión de la evangelización es un deber de todos los religiosos, hacen hincapié en la riqueza derivada de la presencia de los religiosos y religiosas de diferentes partes del mundo. “El testimonio ofrecido por vidas que tienen un dimensión internacional y multicultural es un baluarte contra el nacionalismo extremo. Cuidar los unos de los otros más allá de los límites de edad y cultura, y escuchar a los demás con respeto, anima a todos a vivir el Evangelio, la apertura al misterio de Dios en cada uno”.
“Encomendamos a nuestros hermanos y hermanas consagrados, de forma especial a la oración y al amor de Nuestra Madre. Que ella pueda compartir con ellos y con todos nosotros, el amor que permite ofrecer la vida cada día por Cristo y cooperar con Él en la salvación del mundo”, concluyen los Obispos.
“Rendimos homenaje a los religiosos desaparecidos que han servido en nuestros países y que están enterrados en nuestra tierra, a veces en tumbas ocultas u olvidadas. Agradecemos a todos los religiosos que han envejecido entre nosotros, llevando una vida ejemplar y dando un valiente testimonio”, continúa el documento, enviado a la Agencia Fides.
Los Obispos, después de señalar que la misión de la evangelización es un deber de todos los religiosos, hacen hincapié en la riqueza derivada de la presencia de los religiosos y religiosas de diferentes partes del mundo. “El testimonio ofrecido por vidas que tienen un dimensión internacional y multicultural es un baluarte contra el nacionalismo extremo. Cuidar los unos de los otros más allá de los límites de edad y cultura, y escuchar a los demás con respeto, anima a todos a vivir el Evangelio, la apertura al misterio de Dios en cada uno”.
“Encomendamos a nuestros hermanos y hermanas consagrados, de forma especial a la oración y al amor de Nuestra Madre. Que ella pueda compartir con ellos y con todos nosotros, el amor que permite ofrecer la vida cada día por Cristo y cooperar con Él en la salvación del mundo”, concluyen los Obispos.
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