Quito – Ecuador celebra hoy el aniversario del nacimiento de Mons. Leonidas Eduardo Proaño Villalba, el “obispo de los indios”, come es conocido por todos en el país latinoamericano, que dedicó su vida a apoyar los derechos culturales y territoriales y la identidad de los pueblos indígenas. “Soy hijo de familia pobre... Nací el 29 de enero de 1910, en San Antonio de Ibarra ... Supe, como todos los pobres, lo que es padecer de necesidad y de hambre. ¡La pobreza!..., es también un don” se lee en su autobiografía.
El 26 de mayo de 1954, se consagró Obispo de la Diócesis de Bolívar , designado por el Papa Pío XII. La diócesis en 1955 cambió el nombre por el de Riobamba. Una vez tomado el cargo de Pastor, visitó las comunidades campesinas e indígenas donde constató los graves problemas de estos sectores sociales.
En 1956, siete años antes de que se promulgara la primera ley de Reforma Agraria, Monseñor Leonidas Proaño, al constatar que la Diócesis que dirigía era propietaria de extensas propiedades, proyectó la entrega de haciendas de la iglesia a los indígenas
pidiendo que se organizasen en cooperativas para que fuese de provecho.
Murió el 31 de agosto de 1988, dejando a la iglesia local una rica herencia: el Centro de Estudios y Acción Social , donde se forman los líderes de las organizaciones campesinas; las Escuelas Radiofónicas Populares de Ecuador para la alfabetización y la instrucción de los adultos; el Hogar Santa Cruz, centro de vida comunitaria y de procesos de formación y capacitación; el equipo Misionero Diocesano, comprometido con la formación de las comunidades de base y de la evangelización en la Diócesis.
El 26 de mayo de 1954, se consagró Obispo de la Diócesis de Bolívar , designado por el Papa Pío XII. La diócesis en 1955 cambió el nombre por el de Riobamba. Una vez tomado el cargo de Pastor, visitó las comunidades campesinas e indígenas donde constató los graves problemas de estos sectores sociales.
En 1956, siete años antes de que se promulgara la primera ley de Reforma Agraria, Monseñor Leonidas Proaño, al constatar que la Diócesis que dirigía era propietaria de extensas propiedades, proyectó la entrega de haciendas de la iglesia a los indígenas
pidiendo que se organizasen en cooperativas para que fuese de provecho.
Murió el 31 de agosto de 1988, dejando a la iglesia local una rica herencia: el Centro de Estudios y Acción Social , donde se forman los líderes de las organizaciones campesinas; las Escuelas Radiofónicas Populares de Ecuador para la alfabetización y la instrucción de los adultos; el Hogar Santa Cruz, centro de vida comunitaria y de procesos de formación y capacitación; el equipo Misionero Diocesano, comprometido con la formación de las comunidades de base y de la evangelización en la Diócesis.
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