Toda la vida pública de Jesús de Nazaret, llamado Cristo, la resume el evangelio en una sencilla frase: “Pasó haciendo el bien”. Millones de humanos de todo el mundo, raza, edad, sexo, cultura y condición, tienen como referente la figura inigualable de Jesús. Nadie en su sano juicio ignora, que está aquí en la tierra de paso. Todos los humanos, creyentes o no. Saben que la meta definitiva no está aquí abajo. Esperamos todos el embarcarnos un día- el de la muerte - en un viaje sin retorno hacia otra orilla, hacia otra dimensión u otro destino definitivo. Para este ineludible viaje, ya tiene cada uno el billete en el bolsillo. No es esto lo importante, sino el equipaje que nos permitan llevar hacia el más allá. Aquí lo habremos de dejar absolutamente todo lo material –personas y cosas-. Todo aquello por lo que luchamos, nos afanamos y fuimos dejando jirones de nuestra vida, lo tendremos que abandonar sin otro remedio. Digo mal. Todo no. Lo único que nos llevaremos, al partir para el más allá, será el bien o el mal que venimos haciendo en nuestra corta vida terrena. Esta es la grande e indiscutible verdad de la vida. Conclusión: Si no quieres malograr tu vida, arrepiéntete del mal que has hecho, hasta ahora y haz el bien que puedas. No te pesará y sobre todo, darás como Jesús, pleno sentido a tu existencia.
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