Este mensaje, el Reto, sale de aquí y también es para nosotras. El Señor de vez en cuando también nos muestra personas pobres y sencillas que viven de cara a Él con una finura extraordinaria; eso no quiere decir que sean perfectos, ¡no! sino que han descubierto la perla preciosa y se adhieren a ella hasta lograrla.
Tenemos varias personas con estas condiciones, a mí me llama la atención un hombre mayor que vive en la residencia de ancianos muy cerca de nuestro convento, para él nuestra iglesia es su casa. Sí, porque ha descubierto su centro junto a Jesús Sacramentado y está feliz :
-No me esperaba este Regalo al venir aquí...
Si vas a la iglesia a media mañana, sea verano o invierno, ahí está en su banco, sin libros, con su rosario y una cara de placidez impresionante; no puedo evitar recordar al Cura de Ars con aquel campesino que definió tan bien la más alta oración: “Yo Le miro y Él me mira”.
También por la tarde, un buen rato, antes de vísperas, ya está él sentado en la iglesia para terminar rezando las Vísperas, salir rápido y llegar a la cena. Cada vez que le miro experimento una santa envidia porque, aunque sea imperfecto y pobre, ha descubierto la clave de la eternidad, y se le ve una cara confiada y feliz.
Me hace descubrir que la felicidad y plenitud no consisten en dónde o cómo vivimos sino en con Quién tenemos nuestra intimidad y en Quién ponemos la confianza.
Nuestro amigo es el sacristán de su residencia, junto con otro hombre que no vive allí, y vienen a pedir auxilio con los objetos y ropas; y por eso de ser del gremio, sor Ana y yo se lo hacemos con mucho gusto. ¡Qué alegría da andar entre estas cosas y poder hacer que Cristo llegue a los mayores!
Somos todos evangelizados y evangelizadores, damos y recibimos. Hoy el reto es que compartas lo que eres y tienes, que seas evangelizador, y que mantengas los ojos del corazón abiertos para ser evangelizado por los pobres que viven a tu lado.
VIVE DE CRISTO.
Este mensaje, el Reto, sale de aquí y también es para nosotras. El Señor de vez en cuando también nos muestra personas pobres y sencillas que viven de cara a Él con una finura extraordinaria; eso no quiere decir que sean perfectos, ¡no! sino que han descubierto la perla preciosa y se adhieren a ella hasta lograrla.
Tenemos varias personas con estas condiciones, a mí me llama la atención un hombre mayor que vive en la residencia de ancianos muy cerca de nuestro convento, para él nuestra iglesia es su casa. Sí, porque ha descubierto su centro junto a Jesús Sacramentado y está feliz :
-No me esperaba este Regalo al venir aquí...
Si vas a la iglesia a media mañana, sea verano o invierno, ahí está en su banco, sin libros, con su rosario y una cara de placidez impresionante; no puedo evitar recordar al Cura de Ars con aquel campesino que definió tan bien la más alta oración: “Yo Le miro y Él me mira”.
También por la tarde, un buen rato, antes de vísperas, ya está él sentado en la iglesia para terminar rezando las Vísperas, salir rápido y llegar a la cena. Cada vez que le miro experimento una santa envidia porque, aunque sea imperfecto y pobre, ha descubierto la clave de la eternidad, y se le ve una cara confiada y feliz.
Me hace descubrir que la felicidad y plenitud no consisten en dónde o cómo vivimos sino en con Quién tenemos nuestra intimidad y en Quién ponemos la confianza.
Nuestro amigo es el sacristán de su residencia, junto con otro hombre que no vive allí, y vienen a pedir auxilio con los objetos y ropas; y por eso de ser del gremio, sor Ana y yo se lo hacemos con mucho gusto. ¡Qué alegría da andar entre estas cosas y poder hacer que Cristo llegue a los mayores!
Somos todos evangelizados y evangelizadores, damos y recibimos. Hoy el reto es que compartas lo que eres y tienes, que seas evangelizador, y que mantengas los ojos del corazón abiertos para ser evangelizado por los pobres que viven a tu lado.
VIVE DE CRISTO.
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