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Giuseppe Cardenal Casoria |
RITUAL DE LA
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
CONSEJO
NACIONAL O.F.S.
Madrid 1986
sagrada
congregación
para
los sacramfntos y
el culto divino
Prot.
n. CD 1613/83
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
Atendiendo a la solicitud
presentada por el Muy Reverendo Padre José Angulo, Ministro General de la
Tercera Orden Regular de San Francisco, en nombre de los Ministros Generales de
las Familias Franciscanas, y también en nombre del Consejo Internacional de la
Orden Franciscana Seglar, en carta del día 5 de octubre de 1983, esta Sagrada
Congregación, en virtud de las facultades que le han sido otorgadas por el Sumo
Pontífice Juan Pablo II, de buen grado, aprueba el texto del Ritual de la Orden
Franciscana Seglar, escrito en latín y que se adjunta a este Decreto.
En el texto que se imprima debe
mencionarse la confirmación concedida por la Sede Apostólica. Del mismo texto
impreso han de enviarse a esta Sagrada Congregación dos ejemplares.
Sin
que obste nada en contrario.
Dado en la sede de la Sagrada
Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, el día 9 de marzo de 1984,
concluyendo ya el Año Jubilar de la Redención del género humano.
JOSÉ,
Card. CASORIA
Prefecto
+
VIRGILIO NOÉ,
Arzobispo
titular de Voncaria
Secretario
primera parte
RITUAL DE LA PROFESIÓN
ANOTACIONES
PREVIAS
I.
NATURALEZA DE LA PROFESION EN LA O.F.S.
1. Muchos
hombres y mujeres, solteros y casados, así corno numerosos sacerdotes
diocesanos, han sido llamados por Dios a recorrer el camino de la perfección
evangélica, imitando el ejemplo y la forma de vida de San Francisco de Asís,
participando de su carisma y haciéndolo presente en el mundo. Se comprometen a
seguir a Jesucristo y a vivir el Evangelio en Fraternidad, ingresando en la
Orden Franciscana Seglar. Expresan así su gran estima por el don del bautismo,
que en ellos se revela cada vez más pleno y fructífero.
2. La Iglesia
ha mostrado siempre su gran estima por esta forma de vida, suscitada por el
Espíritu Santo «para el bien de la Iglesia y de la sociedad humana»[1]
y, mediante las Reglas aprobadas por los Sumos Pontífices Nicolás IV, León XIII y Pablo VI, cuidó de que esta forma de vida se adaptara,
en el curso de la historia, a las exigencias y espectativas de la misma
Iglesia.
3. Los
Franciscanos Seglares celebran el misterio de la Salvación reunidos en
Fraternidad y en unión espiritual con todo el pueblo de Dios, que se nos ha
revelado y comunicado en Jesucristo, con oraciones y acciones de gracias, y
renovando los compromisos de una vida nueva.
II. VALOR
NORMATIVO DEL RITUAL DE LA O.F.S. Y SU ADAPTACION
4. La
Constitución «Sacrosanctum Concilium» afirma: «Salvada la unidad substancial
del rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas para los
diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las Misiones»[2].
Según este criterio, las Fraternidades Franciscanas Seglares, dispersas por el
mundo, conscientes del valor salvífico de su peculiar experiencia, quieren
continuar y realizar el misterio del Verbo Encarnado, Salvador de todos los
hombres, en cada pueblo y en cada cultura peculiar.
5. El rito y
las plegarias propuestas para estas celebraciones, se inspiran en la tradición
de la Fraternidad Franciscana Seglar y en los rituales vigentes en diversas
regiones en plan experimental y que ahora han de ser adapados de nuevo a las
exigencias y diversas circunstancias de las fraternidades extendidas por el
mundo.
6. La
realización de este trabajo de adaptación incumbe especialmente a los Consejos
Nacionales. Los ritos de admisión y profesión han de tenerse como normativos en
sus elementos esenciales y corno tales se señalarán.
7. El Ritual
de la O.F.S. en cada nación y en cada contexto cultural ha de manifestar
claramente el don del Espíritu y el Compromiso de vida evangélica propio de la
Orden Franciscana Seglar. Esto supone, por una parte, haber asimilado los
elementos culturales válidos en cada región; y por otra, la exigencia de fidelidad
a la vocación franciscana seglar y a su catolicidad, es decir, a la unidad
entre todas las Fraternidades y de éstas con la Iglesia.
III. RITOS QUE ACOMPAÑAN LAS DIVERSAS ETAPAS DE LA VIDA EN LA
O.F.S.
8. Las etapas
por las que han de pasar los candidatos al ingreso en la O.F.S., luego de un
tiempo prudencial de iniciación y preparación, son estas: un tiempo de
formación, que ha de durar al menos un año, y la «profesión» de la Regla o
compromiso de vida evangélica. A ello se añade la renovación de la profesión.
En este itinerario está
comprometida toda la fraterniciad.
9. La Iglesia
acepta el compromiso y la profesión de aquellos que acceden a la vida y Regla
de la Orden Franciscana Seglar por medio del sacerdote y por el Ministro que
representa a la Fraternidad pide para ellos la ayuda y la gracia de Dios con su
oración pública; imparte sobre ellos su bendición y asocia su compromiso o
profesión al sacrificio eucarístico.
1. Rito de
iniciación
10. El rito de la
iniciación, que precede al tiempo de formación, ha de ser sencillo y breve.
Conviene que la admisión o ingreso se realice en una celebración adecuada de la
Palabra de Dios y en el ámbito de la Fraternidad.
11. Los elementos
que han de quedar claros ante el candidato, son éstos:
a) la
petición y la voluntad de hacer una experiencia de vida evangélica según la
forma de San Francisco;
b) la
intención y referencia a un posibie y futuro compromiso de vivir esta forma de
vida con la ayuda de la Fraternidad, en comunión y sintonía con toda la Familia
Franciscana.
12. Intervienen
en este rito:
a) los
candidatos;
b) el
sacerdote Asistente espiritual de la O.F.S. o el superior de la Fraternidad
religiosa franciscana, a la que está vinculada directamente la Fraternidad
Seglar. En caso de necesidad, puede delegarse en otro sacerdote, a quien
compete presidir el acto litúrgico;
c) el
Ministro de la Fraternidad, que recibe a los nuevos miembros en nombre del
Consejo de la Fraternidad[3].
Durante la celebración, debe ocupar un lugar adecuado para cumplir su oficio;
d) el
maestro de novicios o el delegado de formación, donde los haya;
e) la
fraternidad local.
Si, por causas justificadas, el
rito de la iniciación se celebra sin la presencia del sacerdote, el Ministro
preside la celebración y acepta los candidatos al tiempo de formación.
Al rito de ingreso puede
preceder o seguir un acto social fraterno de salutación a los nuevos, como
expresión de alegría y acogida fraterna.
2. El rito de profesión o
compromíso de vida evangéIica
13. La profesión,
siendo por su naturaleza un acto público y eclesial, debe celebrarse en
presencia de la Fraternidad. Conviene que la profesión se realice en una
Eucaristía, o al menos en una apropiada celebración de la Palabra.
14. Esta es la
naturaleza del compromiso de vida evangélica:
a)
es renovación de la consagración y las promesas
bautismales, y de la confirmación. Esto significa: consagración a Dios, en su
Pueblo, con todas las consecuencias que de ello dimanan en relación con la vida
de unión con Dios y su proyecto de salvación, mediante una consagración que ha
de ser vivida en el mundo;
b)
la voluntad de vivir el Evangelio siguiendo a San
Francisco de Asís;
c)
la incorporación a la Orden Franciscana Seglar, que es la
unión en armonía de todos los hermanos y hermanas que prometen vivir el Evangelio,
según San Francisco de Asís, permaneciendo en su vocación seglar;
d)
la voluntad de vivir en el mundo y para el mundo. En este
punto, ciertamente que la profesión quiere ser fermento evangélico y proposito
de colaborar en la construcción de un mundo más fraterno.
Los
sacerdotes diocesanos, en cambio, mediante su profesión, ratifican los
compromisos y promesas propios y específicos de la vocación presbiteral;
e)
la voluntad de vivir el Evangelio durante toda la vida.
Esta dimensión expresa la gencrosidad, según los procesos inescrutables del
corazón y lleva consigo la aceptación de aquellas alternativas que trae consigo
la vida e influyen en toda opción humana, temporal o estable;
f)
la confianza del candidato, basada en el apoyo de la
Regla de la O.F.S. y de la Fraternidad. En efecto, el candidato se siente
conducido y ayudado por la Regla, aprobada por la Iglesia, y experimenta el
gozo de compartir con muchos hermanos el itinerario de la vida evangélica, de
quienes recibirá ayuda. y a su vez él puede prestar la suya. Incorporado a la
Fraternidad local, que es una célula de la Iglesia aportará su colaboración
personal a la renovación de toda la Iglesia.
15. Todos estos
elementos mencionados deben hallarse en una sola fórmula de profesìón, aunque
pueden expresarse en forma dialogada. Algunos de estos conceptos fùndamentales,
como el servicio a Dios y a la Iglesia, no es preciso que se expresen en las
fórmulas, pues se repiten ya a lo largo de la celebración, o se suponen en un
acto como es el compromiso de vida evangélica.
16. El compromiso
de vida evangélica es recibido por el Ministro en nombre de la Iglesia y de la
Fraternidad. El sacerdote preside este rito como testigo de la Iglesia y de la
Orden.
17. En
circunstancias excepcionales, cuando la penuria de sacerdotes lo imponga o lo
aconseje, el candidato hace su profesión ante la Fraternidad. Si las
circunstancias así lo aconsejan, el Ministro de la Fraternidad, u otro hermano,
preside la celebración. En la profesión recibida por el Ministro, harán de testigos
los miembros profesos de la Fraternìdad.
3. Rito de la renovación inicial del
compromiso de vida evangélica o
profesión
18. La profesión
o compromiso definitivo puede ser precedido por una promesa o compromiso
temporal, renovable cada año, pero sin que se prorrogue por más de tres, pues
es preparación para el compromiso definitivo.
19. Esta opción
se propone por motivos pedagógicos, es decir, para una conveniente y gradual
preparación de los hermanos en la formación y para el ingreso en la Fraternidad
Seglar. Por esta causa, la renovación ha de hacerse con una mentalidad que
responda al fin de esta preparación pedagógica.
20. El rito de la
renovación anual puede hacerse en una celebración de la Palabra y con fórmula
muy sencilla. Las lecturas y todo el rito se ordenarán del modo más oportuno.
Pero, si se realiza en alguna celebración litúrgica, el celebrante pronuncie
una breve homilía.
CAPÍTULO I
EL RITO DE
INICIACIÓN
EN LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
1. El rito de admisión, que precede al
tiempo de formación, se inicia con un canto apropiado.
2. El rito ha de ser sencillo y debe
celebrarse en el ámbito de la Fraternidad (véase anotaciones previas, n. 12).
Descripcion del rito
3. Conviene que el rito de iniciación se
realice dentro de una celebración adecuada de la Palabra de Dios.
Ritos
iniciales
4. Se inicia el rito con la señal dc la
cruz y unas breves palabras de saludo del sacerdote que preside.
5. Un hermano de la OFS, o el mismo
sacerdote, hace la monición en estos términos u otros parecidos:
El Señor, que nos ha llamado a
la forma de vida evangélìca revelada a
Francisco de Asís, vivida en
Fraternidad, nos congrega hoy para recibir a quienes, movidos por el Espíritu
Santo, han solicitado el ingreso en la Orden Franciscana Seglar y desean
comenzar el tiempo de formación, que oportunamente les conducirá a su cima, que
es la profesión o compromiso de vida evangélica.
Renovemos ahora nuestra fe en
el Espíritu Santo y pidámosle gracia para promover, alcanzar y continuar su
adecuada formación en la fraternidad.
6. Concluída la.monición, dice el
sacerdote:
Oremos.
Señor Dios,
que enviaste a tu Hijo Jesucristo
para que sea nuestro camino, verdad y vida,
concede a estos que solicitan su admisión
en la Orden Franciscana Seglar y a todos nosotros
que estemos siempre atentos a las palabras del Evangelio
y en su observancia vayamos siendo cada día más fieles.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Celebración de la Palabra de Dios
7. Exhortación
antes de la primera lectura
«Carta a todos Iosfieles» 2.ª redacción
vers. 87.
Escuchemos la palabra de Dios,
según el espíritu de San Francisco, que nos exhorta:
«Os ruego y exhorto en la
caridad, que es Dios, a que recibáis estas palabras olorosas de Nuestro Señor
Jesucristo con humildad y amor, las pongáis por obra y las observéis
perfectamente».
8. Primera lectura: «Vivamos una vida
nueva»
Lectura de la carta del apóstol
San Pablo a los Romanos. 6,3‑11.
Hermanos:
Los que por el bautismo nos
incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su mucrte. Por el bautismo fuimos
sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de
entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una
vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la
suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que
nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruída
nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud del
pecado.
Por tanto, si hemos muerto con
Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio
sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su
vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo vosotros consideraos
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
9. Salmo responsorial. Sal. 23
V/. Este es el grupo que busca al Señor.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
1. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes;
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
2. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto
sacro?
El hombre de manos inocentes y puro
corazón
que no toma en vano el nombre del
Señor
ni jura en falso.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
3. Este recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de la
salvación.
Este es el grupo que busca al Señor
que viene a tu presencia, Dios de
Jacob.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
4. ¡Portones, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la Gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
5. ¡Portones,
alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria!
¿Quién es ese Rey de la Gloria?
El Señor, Dios de los
ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
R/ Este es el grupo que busca al Señor.
10. Evangelio. «Convertíos
y creed el Evangelio»
+ Lectura
del santo Evangelio según San Marcos. 1, 12‑15.
En aquel tiempo, el Espíritu
empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose
tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús
se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia».
Palabra de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
11. El celebrante
pronuncia una breve homilía. Según las circunstancias, puede invitar a los
hermanos a que participen en el evangelio.
Rito de admisión
12. Uno de los candidatos, en nombre de todos
(o todos juntos), manifiesta su deseo de ingresar en la Orden Franciscana
Segiar. El Ministro, en nombre de la fraternidad, recibe su petición. Todo esto
puede hacerse en forma dialogada, con éstas o parecidas palabras:
Ministro:
Acérquense
los hermanos que solicitan el ingreso en la Fraternidad, N.N.
Candidatos:
Hermanos:
Nosotros, los aquí presentes,
pedimos el ingreso en esta fraternidad
de la Orden Franciscana Seglar,
para vivir con mayor empeño y fidelidad
la gracia y la consagración bautismal,
y seguir a Jesucristo
según la doctrina y el ejemplo de San Francisco de Asís.
Y hacemos propósito
de buscar la gloria de Dios
y cumplir sus designios de amor a los hombres,
en nuestro estado de vida.
Ministro:
La fraternidad acepta vuestra
petición con mucha alegría, y yo os recibo para que comencéis el tiempo de
formación y de experiencia.
Sacerdote celebrante:
La Iglesia y la Familia
Franciscana reciben y confirman el propósito de vuestra voluntad. Que el Señor
os conceda la perseverancia en este propósito y seais fermento de vida
evangélica en medio del mundo.
Todos:
Amén. Demos gracias a Dios.
Esta aclamación puede hacerse
con un canto o gesto adecuado, según la costumbre local.
Entrega del Evangelio y de la Regla
13. El
ministro o el celebrante, según la costumbre, entrega a cada uno el Evaiigelio
y la Regla de la OFS, diciendo:
Hermano: la Regla y vida de los
Franciscanos seglares es ésta: observar el Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo, siguiendo los ejemplos de San Francisco de Asís. Haz que Cristo sea
el inspirador y centro de tu vida con Dios y con los hombres.
14. Según la
costumbre local, el Ministro puede imponer a cada hermano un signo distintivo
de la Orden (la insignia Tau u otro signo).
15. Sigue la
plegaria universal o de los fieles y el Padrenuestro.
16. El Ministro
se dirige a los nuevos hermanos de la Fraternidad con éstas o parecidas
palabras:
Hermanos: la Fraternidad se
compromete con alegría a acompañaros, en vuestro itinerario, con la amistad,
con la oración y con la ayuda de su testimonio de vida. Por vuestra parte,
impulsad nuestra Fraternidad con el número, la presencia y la comunión.
¡Bienvenidos!
17. Los hermanos
se dan la paz. Entretanto, cántese algo adecuado.
Bendición
18. Se concluye
con el rito de la bendición de Nuestro Padre San Francisco:
El
Señor os bendiga y os guarde.
Todos:
Amén.
Haga brillar su rostro sobre
vosotros y os conceda su favor.
Todos.
Amén.
Vuelva su mirada a vosotros y os
conceda la paz.
Todos.
Amén.
La bendición de Dios
todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
Todos:
Amén.
CAPÍTULO II
EL RITO DE
LA PROFESIÓN
O COMPROMISO
DE VIDA EVANGELICA DENTRO DE LA MISA
19. El rito de
que se trata en este capítulo se realiza dentro de la misa.
20. Se dice la
misa de la liturgia correspondiente al día o, según las rúbricas, misa votiva
de Nuestro Padre San Francisco, de San Luis o de Santa Isabel de Hungría. Por
lo que respecta a los cánticos y moniciones, téngase en cuenta el Capítulo II
de la Regla y los textos bíblicos sobre los que se basa la norma de vida de la
OFS.
21. El Ministro
de la Fraternidad debe ocupar una sede adecuada, para recibir la profesión; en
el presbiterio deben disponerse asientos para los que van a profesar, de tal
mancra que la ceremionia litúrgica pueda ser fácilmente vista por los fieles.
22. Prepárense
todas las cosas necesarias para la celebración eucarística y el rito de la
profesión.
Rito de entrada
23. Reunido el pueblo y la comunidad de los
hermanos, bien dispuestas todas las cosas, mientras el sacerdote se acerca al
altar, se canta el introito de la misa. Los que han de profesar se situan en
los asientos reservados para ellos. Y comienza la misa.
24. Después del
saludo del celebrante, un hermano de la OFS, o el mismo sacerdote, hace la
monición con éstas o parecidas palabras:
Nos reunimos en fraternidad
para participar en el sacrificio eucarístico.
En esta celebración
eucarística, los hermanos N.N. van.a profesar la vida evangélica en la Orden
Franciscana Seglar.
Hoy tenemos un motivo nuevo de
agradecimiento al Padre por Cristo, a saber: el don que ha concedido a estos
hermanos llamándoles a vivir el espíritu de las Bienaventuranzas en medio del
mundo y el don que nos hace agregando nuevos miembros a la Fraternidad.
Llamados al seguimiento de
Cristo, que se ofreció al Padre como hostia viva para la vida del mundo, os
invitamos con insistencia, especialmente hoy, a unir nuestra oblación con la de
Cristo.
25. Prosigue la misa en la forma acostumbrada. Pero, el acto penitencial puede hacerse con
más amplitud, para excitar más el espíritu de penitencia.
Liturgia de la palabra
26. En la
liturgia de la Palabra todo se hace como de ordinario, excepto ésto:
a)
Las lecturas se pueden tomar de la misa del día o de los
textos propuestos en el apéndice nn. 1‑24.
b)
Puede omitirse el Credo.
Compromiso de vida evangélica o
profesión
Solicitud
27. Leído el evangelio, el celebrante y el
pueblo se sientan; mientras, los que van a profesar permanecen de pie.
Entonces, el Ministro de la
Fraternidad invita a los hermanos que van a profesar a que se acerquen y
manifiesten públicameme su voluntad. Los candidatos pueden manifestar su
voluntad individualmente y con palabras propias, o también, por medio de uno de
los candidatos que hable en nombre de todos. En este caso, la solicitud puede
hacerse con estas o parecicias palabras:
Pedimos ser admitidos a la profesión
de la Regla
de la Orden Franciscana Seglar.
La experiencia obtenida durante
el tiempo de formación
nos ha confirmado en la convicción
de que Dios nos llama a vivir el evangelio
siguiendo las huellas de San Francisco de Asís.
Ministro:
La Fraternidad recibe vuestra
petición y se une a vuestra oración, para que el Espíritu Santo confirme en
vosotros la obra que él mismo comenzó.
Homilía o exhortación
28. Ahora se
sientan los que van a profesar y se pronuncia la homilía, que servirá para
ilustrarles tanto las lecturas bíblicas como las consecuencias teológicas del
compromiso de vida evangélica.
Interrogatorio
29. Terminada la
homilía, se levantan los que van a profesar. El celebrante les interroga, con
estas o parecidas palabras:
Celebrante:
Queridos hermanos: ante la
Fraternidad reunida aquí con otros hermanos en Cristo, ¿queréis abrazar la
forma de vida evangélica, que está inspirada en los ejemplos y enseñanzas de
Francisco de Asís, y se contiene en la Regla de la Orden Franciscana Seglar?
Todos los que van a profesar responden:
Sí, quiero.
Celebrante:
Llamados a dar testimonio del
Reino de Dios y a edificar un mundo más fraterno y evangélico, junto con los
hombres de buena voluntad ¿queréis ser fieles a esta vocación y al espíritu de
servicio propio de los franciscanos seglares?
Los que van a profesar:
Sí, quiero.
Celebrante:
Constituidos, por el bautismo,
miembros del Pueblo de Dios, fortalecidos en la confirmación por el don
renovado del Espíritu Santo, para ser los testigos de Cristo con la vida y las
palabras ¿queréis servir más fielmente a la Iglesia y entregaros a su
edificación constante y su misión entre los hombres?
Los que van a profesar:
Sí, quiero.
El Ministro de la Fraternidad:
La Fraternidad local, es signo
visible de la Iglesia, que es comunidad de fe y caridad. Vosotros os
comprometéis, junto con todos los hermanos, a colaborar para que la Fraternidad
sea un grupo genuinamente eclesial y una comunidad franciscana viva.
Petición
de la gracia divina
30. Luego, el
celebrante pide la ayuda divina, diciendo:
Oremos
Todos oran en silencio durante algún tiempo. Luego:
Te
rogamos, Señor, que mires a éstos tus siervos
e infundas en sus corazones el Espíritu de tu amor,
para que, con tu gracia,
puedan mantener el compromiso de vida evangélica.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Profesión o compromiso de vida evangélica
31. Acabada la
oración, dos hermanos ya profesos, colocados de pie al lado del Ministro de la
Fraternidad, actúan como testigos especiales. Cada uno de los que van a
profesar se acerca al Ministro y ante él lee la fórmula de la profesión:
Yo, N.N., habiendo
recibido esta gracia de Dios,
renuevo las promesas del bautismo y me consagro al
servicio de su Reino.
Por tanto, prometo vivir el
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo en la Orden Franciscana Seglar,
observando la Regla según mi estado laical
(o en mi estado de sacerdote diocesano)
todo el tiempo de mi vida (o por un año).
La gracia del Espíritu Santo,
la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de San Francisco
y la comunión fraterna
me asistan siempre para conseguir la perfección de la
caridad cristiana.
32. Terminada la
fórmula, el Ministro de la Fraternidad añade:
Demos gracias a Dios.
Como Ministro te recibo en esta
Fraternidad de la Orden Franciscana Seglar.
Tu incorporación a ella es motivo de
alegría y esperanza para todos los hermanos.
33. Pronunciada
la profesión por todos los candidatos y recibida por el Ministro, el celebrante
se dirige a ellos con éstas o parecidas palabras:
En nombre de la Iglesia, yo
confirmo vuestros compromisos. El mismo Seráfico Padre os exhorta con estas
palabras de su Testamento: «Si guardáis estas cosas, seréis colmados en la
tierra de la bendición de su amado Hijo, con el santísimo Espíritu Paráclito y
con todas las virtudes de los cielos y con todos los santos».
34. Si hay
costumbre o así lo pide el uso local, se les puede hacer entrega de alguna
insignia propia de la OFS.
Conclusión del rito de la profesìón o compromiso de vida evangélica.
35. Concluidas
las ceremonias, los hermanos presentes manifiestan su alegría con algún signo de paz y felicitación. Entretanto se canta algo apropiado.
36. El rito concluye con la oración
universal de los fieles
Liturgia eucaristica
37. Durante el
canto de ofertorio, algunos hermanos neoprofesos ofrecen oportunamente el pan,
el vino y el agua para el sacrifìcio eucarístico.
38. La comunión
eucarística puede hacerse bajo las dos especies.
39. Al final de
la misa puede impartirse la bendición solemne «para el año» que ocupa el primer
lugar en el nuevo misal romano, es decir, la de nuestro Padre San Francisco,
tal como se halla al final del Capítulo I. n. 18.
CAPÍTULO III
RENOVACIÓN ANUAL DE LA PROFESIÓN
40. Para la
renovación de la profesión o del compromiso de vida evangélica, es necesario
que estén presentes el Ministro de la Fraternidad y dos testigos. En cuanto sea
posible, la Fraternidad asistirá al rito de la renovación.
41. Pero el rito
se hará en una celebración litúrgica y en forma sencillísima (véase
«Observaciones Previas» n. 20)
42. Si el rito se
hace dentro de una celebración de la Palabra de Dios, las lecturas pueden
tomarse del Apéndice, nn. 1‑24
Monición
previa al rito de la renovación
43. Antes de
proceder a renovar la profesión, el celebrante se dirige a los presentes con
éstas o parecidas palabras:
Celebrante:
Movidos por virtud evangé1ica, nos
sentimos impulsados constantemente a comenzar nuestra vocación y realizar una
conversión interior continua, para identificarnos con Cristo y con él
entregarnos al servicio del Padre y de los hermanos. En este camino de
conversión permanente, la perseverancia es un don de Dios. Por eso, hermanos,
elevemos a Dios nuestras súplicas, para que, progresando en la caridad mutua,
conservemos nuestra fidelidad hasta el final.
A esta
monición del celebrante, responden todos:
Señor, mira con bondad
a quienes
has llamado a la santidad de la vida evangélica,
dentro de la
Fraternidad Franciscana Seglar.
Concédeles gracia
para cumplir
el compromiso de vida evangélíca
que
abrazaron con generosidad y decisión.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Renovación del compromiso
44. Los que
renuevan e1 compromiso de vida evangélica pueden usar la fórmula del n. 31, o
bien esta otra:
Yo, N. N.,
renuevo por un año
mi compromiso de observar el evangelio de nuestro Señor
Jesucristo,
siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís,
conforme a la Regla de la Orden Franciscana Seglar.
Luego, el sacerdote pronuncia estas palabras del mismo
San Francisco:
Si guardáreis estas cosas,
seréis colmados de la bendición del Padre celestial y de su amado Hijo
Jesucristo, con el santísimo Espíritu Paráclito y con todas las virtudes de los
cielos y con todos los santos.
Todos:
Amén.
Aceptación de la renovación del compromiso
45. Pronunciada
la fórmula, el Ministro añade:
Como Ministro de la
Fraternidad, recibo la renovación de vuestra profesión. Todos los hermanos se
unen a vosotros para dar gracias a Dios por este don.
Conclusión del rito
46. Se concluye
el rito con la oración universal o de los fieles, que termina con el rezo del
Padrenuestro y la siguiente súplica:
Celebrante
Escucha,
Señor, nuestras súplicas
y concede a estos hermanos,
que viven cada día la experiencia del servicio a la
comunidad humana,
impregnar las realidades temporales
de auténtico espíritu evangélico.
Por Cristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
CAPITULO IV
EN EL ANIVERSARIO DE LA PROFESIÓN
47. Es
costumbre laudable celebrar el 25 y el 50 aniversario de la profesión. Si éste
se celebra dentro de la aucaristía, la misa se dice del día correspondiente,
con las oraciones «para dar gracias», según las rúbricas. También puede decirse
alguna de las misas señaladas en el n. 20.
Monición
para después de la homilía
48. Después de la
homilía, el Ministro de la Fraternidad, u otro de los hermanos presentes, hace
la monición con éstas o parecidas palabras:
Celebramos el veinticinco (o
el cincuenta) aniversario de los hermanos (o hermano; o hermana) N.N.
que durante esos años pusieron empeño en hacer presente el carisma de nuestro
Seráfico Padre en la vida y misión de la Iglesia, y han contribuido a la
construcción de un mundo más fraterno y evangélico, para edificar el Reino de Dios.
Por esto nos unimos a ellos en la acción de gracias y la renovación del
compromiso de constante conversicin.
Renovación del compromiso
49. Los hermanos
que celebran el jubileo renuevan su compromiso con éstas o parecidas palabras:
Señor,
te damos gracias por la vocación a la Orden Franciscana
Seglar.
Te pedimos perdón por todas
nuestras deficiencias, debilidades y transgresiones
contra nuestro compromiso de vida evangélica
y contra la Regla.
Te rogamos que nos concedas
volver al fervor y diligencia
que experimentamos el día de nuestro ingreso en la
Fraternidad.
Para ello, queremos ahora
renovar nuestro compromiso de vida evangélica,
según la Regla de la Orden Franciscana Seglar, hasta el
fin de nuestros días.
Concédenos también vivir
siempre en armonía con nuestros hermanos
y ofrecer a los más jóvenes el testimonio de este gran
don
que de tí hemos recibido,
la vocación franciscana,
para ser testigos e instrumentos de la misión de la
Iglesia entre los hombres,
anunciando a Cristo con la vida y las palabras.
Amén.
50. Luego, el
celebrante pronuncia esta oración:
Señor y Dios nuestro, Padre de
todos,
te damos gracias por el amor y la benevolencia
que has mostrado con nosotros tus hijos.
Te rogamos, pues,
que con tu gracia puedan llevar a perfección el
compromiso de vida evangélica
que un día para sí aceptaron.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Conclusión
del rito
51. La ceremonia
se concluye con un gesto mutuo de enhorabuena. Mientras, puede cantarse el
«Cántico de las Criaturas» de San Francisco, u otro apropiado, por ejemplo:
SEGUNDA PARTE
REUNIONES DE LA
FRATERNIDAD
ANOTACIONES PREVIAS
1. En la Orden Franciscana Seglar, se
celebran reuniones de la Fraternidad local, de los Consejos Regionales,
Nacionales e Internacional.
2. En la Regla
están especificados los fines de estas reuniones o asambleas, a saber, el
fomento de la caridad entre los miembros y el incremento de su vida franciscana
y eclesial; el mayor estímulo a la comunión fraterna tanto eclesial como
franciscana[4].
3. Las reuniones pueden ser variadas en
género: de oración, de programación, de diálogo fraterno.
4. En las reuniones ordinarias o
reglamentarias de la Fraternidad, se pueden distinguir estos tiempos:
a) diálogo
fraterno; b) tiempo para escuchar y compartir la Palabra de Dios[5];
c) tiempo de estudio o de trabajo (según los casos); d) celebración de la
Eucaristía o al menos una adecuada liturgia de las horas. En esto, queda mucho
espacio para la iniciativa de los consejos y de los hermanos.
5. Las oraciones que se proponen están
tomadas en su mayor parte de los escritos de San Francisco.
CAPÍTULO
I
ORACIONES PARA COMENZAR Y CONCLUIR
LAS REUNIONES DE LOS HERMANOS
1. Las preces que se sugieren en los
números siguientes tienen sólo valor indicativo.
A)
Al comienzo de la reunión
2. Reunidos los hermanos y antes de
comenzar a tratar cualquier asunto, el presidente puede comenzar asi la oración
en común:
Presidente:
En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
Presidente:
Altísimo, omnipotente, buen
Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor, y toda
bendición.
Todos:
Alabad y bendecid a mi Señor,
dadle
gracias y servidle con gran humildad.
Presidente:
Omnipotente, santísimo,
altísimo y sumo Dios,
todo bien, sumo bien, bien total, que eres el sólo bueno:
a ti te tributamos toda alabanza, toda gloria, toda
gracia, todo honor, toda bendición, y te restituimos todos los bienes.
Hágase. Hágase.
Todos:
Amén.
O también:
Oremos. ¡Oh alto y glorioso
Dios!,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta, esperanza cierta,
caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
Todos:
Amén.
3. Puede seguir una lectura breve de la
Sagrada Escritura (Apéndice, nn. 1‑24) o de los escritos de San Francisco
(Apéndìce, n. 25).
B) Para concluir la reunión
4. Si fuera
oportuno, se deja un tiempo para la oración espontánea o de súplica por las
necesidades de la Iglesia y las
particularidades de la
Fraternidad. Luego, el Presidente puede servirse de la oración de Nuestro Padre
San Francisco, o de otra apropiada.
Presidente:
Omnipotente, eterno, justo y
misericordioso Dios,
concédenos que por ti mismo, nosotros miserables,
hagamos lo que sabemos que quieres
y queramos siempre lo que te agrada,
a fin de que, interiormente purgados,
iluminados interiormente
y encendidos por el fuego del Espíritu Santo,
podamos seguir las huellas de tu amado Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
y llegar por su sola gracia, a ti, Altísimo,
que en perfecta Trinidad y en simple unidad,
vives y reinas
y estás revestido de gloria, Dios omnipotente,
por todos lo siglos de los siglos.
Todos:
Amén.
O esta otra:
Benignísimo Dios,
fuente de paz e impulsor de la caridad,
concede a tus siervos conformarnos a tu voluntad
y superar toda tentación
que pueda perturbar nuestra paz.
Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor.
Todos:
Amén.
5. Si hay algún sacerdote, puede dar la
bendición que eseribió San Francisco para bendecir a Fray León, como en la
Primera parte, n. 18
CAPÍTULO II
CELEBRACIÓN DEL CAPÍTULO DE
LA FRATERNIDAD
6. Después de
invocar al Espíritu Santo y leído un texto breve de la Sagrada Escritura
(Apéndice, nn. 1‑24), o de los escritos de San Francisco (Apéndice, n. 25), el
presidente dice esta oración:
Omnipotente, santísimo, sumo
Dios,
Padre santo y justo, Señor, rey de cielo y tierra:
te damos gracias por ti mismo,
porque, por tu santa voluntad, y por tu Hijo unigénito,
con el Espíritu Santo,
has creado todas las cosas espirituales y corporales,
y a nosotros, creados a tu imagen y semejanza,
nos pusiste en el paraíso.
Confiamos en ti y pedimos tu
luz
para poder elegir a aquellos que puedan dirigir nuestra
Fraternidad.
Ayúdanos a escoger a aquellos
que puedan regir nuestra Fraternidad con su ejemplo, sus
virtudes y sus prudentes decisiones,
para que viva en la comunidad el Evangelio de Jesús,
según el espíritu de San Francisco.
Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor
Todos:
Amén.
7. Sigue la elección según las normas de
las Constituciones. Una vez realizada, los elegidos testifican su vocación
firanciscana y su disponibilidad para el servicio.
8. Luego de realizado esto, el presidente
dice a los elegidos:
Que el Dios de la esperanza os
colme de alegría y paz en la fe para que reboséis de esperanza por la fuerza
del Espíritu Santo (Rom. 15, 13)
Responden todos:
Bendito sea el Señor por siempre.
Sigue el presidente:
Oremos por estos elegidos,
para que, con su servicio y animación,
todos podamos vivir con más profundidad nuestra fe,
ser testigos de Cristo con más firmeza
y trabajar en la instauración del Reino de Dios.
Todos juntos
recitan esta oración:
Padre de bondad,
concédenos
que, guiados por el celo de estos hermanos,
llamados al
servicio de nuestra Fraternidad,
te
conozcamos mejor,
te
anunciemos a todos
y podamos
vivir con más profundidad la forma de vida evangélica
que
inspiraste al mismo Francisco de Asís.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
CAPÍTULO III
ERECCIÓN DE UNA FRATERNIDAD NUEVA
9. El rito que aquí se describe se
cclebrará en un lugar apropiado.
10. Preside el
que tenga facultad para erigir fraternidad.
Introducción:
11. Después del
saludo inicial y una breve alocución del Presidente, se lee el artículo 22 de
la Regla de la OFS, que dice:
La Fraternidad local necesita
ser canónicamente erigida, y se convierte así en la primera célula de toda la
Orden y en signo visible de la Iglesia, que es una comunidad de amor. La
Fraternidad deberá ser el lugar privilegiado para desarrollar el sentido
eclesial y la vocación franciscana, y, además, para animar la vida apostólica
de sus miembros.
12. El Presidente recitare la oración
siguiente:
Oremos. Concédenos, Señor,
a los reunidos aquí en tu nombre,
que como verdaderos hermanos,
experimentemos la presencia de tu Hijo Jesucristo en
medio de nosotros,
de manera
que en San Francisco nuestra alegría sea plena.
Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Lectura bíblica
13. Luego, un
lector hace una lectura bíblica, que podría ser:
Lectura de la carta del apóstol
San Pablo a los Romanos. 12, 4‑13
Hermanos: Así como nuestro
cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros y no desempeñan todos los miembros
la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo,
pero cada miembro está al servicio de los otros miembros.
Los dones que poseemos son
diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es
la predicación, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio,
dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a
exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con sencillez; el que
preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.
Que vuestra caridad no sea una
farsa; aborreced lo rnalo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed
cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
En la actividad, no seáis
descuidados; en el espíritu, rnanteneos ardientes. Servid constantemente al
Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed
asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades del Pueblo de Dios;
practicad la hospitalidad.
Palabra de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
Lectura
y firma del documento de erección
14. Hecha la lectura, se lee y firma el
documento de erección de la nueva fraternidad. Se da a conocer los nombres de
los hermanos que la componen y de los responsables o Consejo de la Fraternidad.
15. Una vez realizado esto, en el momento
oportuno, se lee un breve texto de la carta de San Francisco «A todos los
fieles».
16. Esta es una ocasión para que pronuncie
unas palabras oportunas aquel que erige la Fraternidad, o bien alguno que tenga
cargo regional o nacional.
Oración
comunitaria y conclusión
17. Puede hacerse
una oración comunitaria, al estilo de las preces de los fieles, y se concluye
con la oración siguiente:
Padre nuestro, Dios todopoderoso,
fuente de amor y de unidad:
concede, que esta nueva Fraternidad de la Orden
Franciscana Seglar,
unida y animada por el Espíritu Santo,
esté pronta a escuchar tu palabra
y a orar comunitariamente.
Que todos los hermanos
encuentren en ella fuerza e inspiración
para crear un mundo más fraterno
y llevar a todos los hombres el anuncio de paz y alegría.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
18. Al final, se entona un canto mariano,
por ejemplo, la Salve.
APÉNDICE
I
TEXTOS DE LIBRE
ELECCIÓN PARA EL RITO
DEL COMPROMISO DE VIDA EVANGÉLICA
A) Primera lectura
1. «Dios me
libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo»
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas. 6, 14‑18.
Hermanos: Dios me libre de gloriarme
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está
crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión
o incircuncisión, sino criatura nueva.
La paz y la misericordia de
Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre Israel.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo está con vuestro
espíritu, hermanos. Amén.
Palabra
de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
2. «Nos ha destinado, en la persona de Cristo, a ser sus hijos»
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios. 1, 3-10.
Hermanos: Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo
-antes de crear el mundo‑ para que fuésemos consagrados e irreprochables ante
él por el amor.
Él nos ha destinado en la
persona de Cristo ‑por pura iniciativa suya‑ a ser sus hijos, para que la
gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia,
sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer
el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por
Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las
cosas del cielo y de la tierra.
Palabra
de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
3. Colosenses, 3, 9‑17: «Por encima de
todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada».
Hermanos: No sigáis engañándoos unos
a otros...
4. 1.ª de San Pedro, 2, 9‑17: «Vuestra conducta entre los
gentiles sea buena».
Hermanos: Vosotros sois una raza
elegida... (Hasta: Temed a Dios)
5. Santiago, 2, 12‑18: «La fe, si no
tiene obras, está muerta».
Hermanos: Hablad y actuad así...
6. 1.ª Corintios, 12, 4‑11: «En cada
uno se nianifiesta el Espíritu para el bien cornún».
Hermanos:
Hay diversidad de dones, pero un mismo Señor...
B) Salmos responsoriales
7. Salmo 15,
1-2ª y 5, 7‑8.11: «Tú eres, Señor, el lote de mi heredad».
V/. Tú eres, Señor, mi heredad.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.
1. Protégeme, Dios mío, que me refugio en
ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y
mi copa,
mi suerte está en tu mano.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.
2. Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
Él a mi derecha no vacilaré.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.
3. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.
8. Salmo 97, 1‑4: «Tañed la cítara para
el Señor, porque nos ha revelado su salvación».
V/. El Señor
revela a las naciones su justicia.
R/. El Señor
revela a las naciones su justicia.
1. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
R/. El Señor
revela a las naciones su justicia.
2. Su diestra
le ha dado la victoria,
revela a las naciones su
justicia:
se acordó de su misericordia y
su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R/. El Señor
revela a las naciones su justicia.
3. Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad
al Señor tierra entera,
gritad,
vitoread, tocad.
R/. El Señor
revela a las naciones su justicia.
9. Salmo 132
«Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios»
10. Salmo 36, 3‑4, 5-6, 30‑31
«El justo lleva en el corazón la ley de su Dios»
11. Salmo 24, 2‑5, 8‑10
«Señor, enséñame tus caminos»
12. Salmo 91, 2‑3, 6‑7, 13‑14
«Qué magníficas son tus obras,
Señor».
C) Aleluya y versículos antes del Evangelio
13. Filipenses 1, 21
Aleluya,
aleluya.
Para
mí la vida es Cristo,
y una ganancia el morir.
Aleluya.
14. Mateo 11, 25
Aleluya,
aleluya.
Te doy gracias, Padre,
Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los
misterios del Reino
a la gente sencilla.
Aleluya.
15. Colosenses 3,
14‑15
Aleluya,
aleluya.
Por encima de todo,
tened amor,
que es el ceñidor de la unidad
consumada.
Que la paz de Cristo
actúe de árbitro en vuestro
corazón.
Aleluya.
16. Lucas 10, 1‑9
Aleluya,
aleluya.
Id y anunciad a las naciones:
«El Señor dice, se acerca el
Reino de Dios».
Aleluya.
17. Juan 15, 8
Aleluya,
aleluya.
Con esto recibe gloria mi
Padre:
con que déis fruto aburidante; así
seréis discípulos míos.
Aleluya.
18. Salmo 132, 1
Aleluya,
aleluya.
¡Qué dulzura, qué delicia
convivir los hermanos unidos!
Aleluya.
19. «Dichosos
los pobres en el espíritu, los sufridos, los misericordiosos...».
Lectura del santo Evangelio según San
Mateo. 5, 1‑12.
En aquel tiempo, al ver Jesús el
gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se
puso a hablar, enseñándolos:
Dichosos
los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos
los sufridos, porque ellos heredarán la Tierra.
Dichosos
los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos
los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos
los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán «los Hijos de Dios».
Dichosos
los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
Cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten
y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y
contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Palabra
de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
20. «Has
escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla».
Lectura del santo Evangelio
según San Mateo. 11, 20‑30
En aquel tiempo, se puso Jesús
a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos los milagros, porque
no se habían convertido:
¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti,
Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que
en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y
ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón
que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas
escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los
milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le
sera más llevadero a Sodoma que a ti.
Te doy gracias, Padre, Señor de
cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y
se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y
nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
Venid a mí, todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque
mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
Palabra
de Dios.
Todos:
Te alabamos, Señor.
21. Mateo 12, 46‑50
: «E1 que cumple la voluntad de
mi Padre del cielo, ese es mi hermano,
y mi hermana, y mi madre»
En aquel tiempo, estaba Jesús
hablando a la gente...
22. Lucas 10, 1‑9:
«Id, y mirad qne os mando».
En aquel tiempo, designó el Señor...
23. Juan 15, 1‑8: «Con esto recibe gloria mi Padre, con que
déis fruto abundante»
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy la vid verdadera...
24. Juan 17, 20‑26:
«Todos sean uno, corno tú, Padre,
en mí y yo en ti»
En aquel tiempo, levantando los
ojos al cielo, Jesús dijo:
‑No sólo por ellos ruego...
II
LECTURAS
FRANCISCANAS
25. En las
reuniones de fraternidad, sobre todo en las ordinarias, y en la celebración del
capítulo, para ofrecer temas de reflexión a los hermanos, conviene usar los
escritos de San Francisco, u otros textos tomados de fuentes franciscanas.
Indicamos
tan sólo algunos, de San Francisco de Asís:
a) Exhortación a los hermanos y hermanas a
penitencia. Escritos. BAC. 1985.
Carta a todos los fieles (2.ª
redacción) nn. 22‑27, pág. 56.
Hermanos: Debemos confesar
todos nuestros pecados al sacerdote; y recibamos de él el cuerpo y la sangre de
nuestro Señor Jesucristro. Quien no come su carne y bebe su sangre no puede
entrar en el Reino de Dios. Pero, cómalo y bébalo dignamente, porque quien lo
recibe indignamente, come y bebe su propia sentencia no reconociendo el cuerpo
del Señor, es decir, sin discernirlo.
Hagamos
además, frutos dignos de penitencia.
Y amemos a nuestros prójimos
como a nosotros mismos. Y si alguno no quiere amarlos como a sí mismo, al menos
no les haga mal, sino hágalos bien.
Son palabras de nuestro Padre
San Francisco.
b) Los frutos de la penitencia y la aceptación
de la palabra de Dios. Escritos. BAC. 1985.
Carta a todos los fieles (1.ª
redacción) nn. 1‑10, págs. 52‑53.
Hermanos: Todos aquellos que
aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y la mente y con sus
fuerzas, y a sus prójimos como a sí mismos, y aborrecen sus cuerpos con sus
vicios y pecados; y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo;
y hacen frutos dignos de penitencia; ¡oh, cuán dichosos y benditos son los
hombres y mujeres que practican estas cosas y perseveran en ellas!
Porque se posará sobre ellos el
Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada; y son hijos del Padre
celestial, cuyas obras realizan; y son esposos, hermanos y madres de nuestro
Señor Jesucristo.
Somos esposos cuando el alma
fiel se une, por el Espíritu Santo, a nuestro Señor Jesucristo. Le somos
hermanos cuando cumplimos la voluntad del Padre, que está en los cielos.
Madres, cuando lo llevamos en el corazoón y en nuestro cuerpo por el amor
divino y por una conciencia pura y sincera y lo damos a la luz para el ejemplo
de otros.
Son palabras de nuestro Padre
San Francisco.
c) Oración de acción de gracias. 1.ª Regla
(no bulada). Escritos. BAC. Cap. XXIII, nn. 1‑10,
pàgs. 107‑109.
d) Oraciones e himnos del «Oficio de la Pasión». Escritos.
BAC. 1985. Págs. 31‑43.
III
ORACIÓN LITÚRGICA DE LOS HERMANOS
Y HERMANAS DE LA O.F.S.
26. Según la Regla (art. 8), los franciscanos
seglares «asóciense a la oración litúrgica en alguna de las f'ormas propuestas
por la misma Iglesia, reviviendo así los misterios de la vida de Cristo»
27. Estas
oraciones pueden ser:
a)
Laudes y vísperas, en común o en privado. Estas
celebraciones deben ser preferidas en las reuniones de la Fraterniciad.
b)
También la forma abreviada y acomodada de las horas según
la Iglesia local.
c)
El «Oficio Parvo» de la Bienaventurada Virgen María.
d)
El «Oficio de la Pasión», de San Francisco de Asís.
e)
El «Oficio de los doce Padrenuestros» , en cuyo rezo se
intercalan algunos textos bíblicos breves antes citados y, también otros
adaptados de la Liturgia de las Horas, sobre todo cuando, como sucede en muchas
regiones, se conserva y es útil, por las circunstancias, esta forma de orar.
ÍNDICE
PRIMERA PARTE: RITUAL DE LA PROFESIÓN
Anotaciones
previas
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
|
.................................................................................................
I
Naturaleza de la Profesión en la O.F.S. ...............................
II Valor
normativo del Ritual de la O.F.S. y su adaptación ...
III Ritos
que acompañan las diversas etapas de la vida eri la O.F.S.
.....................................................................................
El Rito de
Iniciación en la Orden Franciscana Seglar ...........
El Rito de
Profesión o Compromiso de vida evangélica dentro de la
misa.....................................................................
Renovación
anual de la Profesión ..........................................
En el
aniversario de la Profesión ...........................................
|
3
3
3
4
7
12
16
18
|
SEGUNDA PARTE: REUNIONES DE LA FRATERNIDAD
Anotaciones
previas
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
|
.................................................................................................
Oraciones
para comenzar y concluir las Reuniones de los
Hermanos
...............................................................................
Celebración
del Capítulo de la Fraternidad ...........................
Erección
de una Fraternidad nueva ........................................
|
20
21
24
26
|
APÉNDICE
I
II
III
|
Textos
de libre elección para el Rito de Compromiso de vida evangélica ........
Lecturas
franciscanas
.........................................................................................
Oración
litúrgica de los hermanos y hermanas de la O.F.S.
..............................
|
28
34
35
|
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