Todos recordamos, o disfrutamos, la relación con nuestros abuelos como algo muy especial. Nuestros abuelos han marcado nuestra vida, nos han ayudado a crecer, a comprender nuestros orígenes, nuestra historia familiar. Este año, por fin, me toca celebrar el día 26 de julio desde la otra perspectiva. Hace unos pocos meses que nació mi primer nieto, Pablo, y mi historia personal y familiar ha cambiado por completo. Siento que la vida me otorga un “ascenso”, un merecido premio por todos los días, las noches, los años de trabajo duro y escondido siendo madre.
No es que haya dejado de serlo, en absoluto. Alguien me dijo, equivocadamente, que ya no era madre, sino abuela. Pero no podía estar más lejos de la realidad: ser abuela me ha hecho más madre todavía, casi “re-madre”. Estoy viviendo la abuelez como una segunda maternidad, pero sin los agobios, los nervios, las incertidumbres de ser madre primeriza.
Es más, me he convertido en mi madre. Sin darme cuenta repito a mi hija las mismas frases tranquilizadoras que mi madre me decía con mi primer hijo, tengo su misma actitud serena ante los llantos del recién nacido, en las interminables tomas diarias, el cansancio por el sueño acumulado… Y es precioso, no lo cambio por nada del mundo.
Mi nuevo apelativo, ABUELA, me parece un piropo, un título que he ganado y que acepto más que encantada porque es un auténtico regalo de la vida.
Ser abuela implica también un gran sacrificio y es el de permanecer en segundo plano: disponible, pero sin que se note. Las abuelas debemos apoyar en el cuidado de los nietos, cuando se nos necesite, pero sin quitar el protagonismo (y la responsabilidad) a los padres.
Cuántas veces he visto a mi yerno cambiar los pañales tardando una eternidad… pero convenía dejarlo hacer, que aprendiera poco a poco, con algunas indicaciones pero sin privarle de esa tarea que va a reforzar los vínculos con su hijo, mi nieto.
Desde que soy abuela sonrío más, miro la vida con otros ojos, desde otra perspectiva. Mi familia ha crecido, y es maravilloso. Por fin, este año, voy a celebrar de forma muy particular el Día de los Abuelos, y ya estoy deseando tener más nietos, muchos más. ¡Es fabuloso!
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