La directora de la fundación, Mahnaz Rehman, señaló en una nota enviada a la agencia vaticana Fides que el delito de “conversión forzada” al Islam está muy extendido y es común, pero no es tomado con la debida consideración por la policía y las autoridades civiles.
El informe revela con documentos que un millar de chicas sufren esta suerte cada año en Pakistán. La gran mayoría de las víctimas pertenecen a las comunidades hindúes y cristianas.
El texto explica que los secuestradores usan amenazas y presiones sobre las víctimas y sus familias. Mayormente se trata de menores de edad raptadas y entregadas en matrimonio a sus propios captores o a terceros.
Si la familia presenta una denuncia, el secuestrador presenta una contra-denuncia, acusando a los familiares y afirmando que la joven se convirtió voluntariamente. Cuando es llamada a declarar ante un juez, la cristiana o hindú –que previamente ha recibido presiones y amenazas de muerte- dice que se convirtió por voluntad propia y que está de acuerdo con el matrimonio. Así que el caso queda cerrado.
“A tales casos les falta la realización de una investigación seria que demuestre este fenómeno y el mecanismo que se establece”, denuncia el informe.
“Desde el momento en que se presenta la denuncia y surge la controversia, hasta la audiencia en la corte, las chicas permanecen en custodia de los secuestradores y sufren traumas y violencia de todo tipo”, señala.
El informe exige a las autoridades policiales y civiles que desenmascaren esta práctica y salven a las chicas de las minorías religiosas. La “Fundación Aurat” también ha presentado una propuesta de ley para prevenir las conversiones forzadas.
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