31/07/2015 - La firma
Proyecto de ética universal
Las religiones pueden favorecer, la revisión del proceso globalizador, para que no favorezca a los poderosos, sino que favorezca a toda la humanidad
En un antiguo libro de etimologías, observo que el origen de la palabra "Religión", podría venir de dos posibles fuentes. Las dos hacen referencia, no solo a aquella experiencia interior delante del Misterio, si no también, a la relación de la persona con los otros. La primera fuente podría hacer referencia al verbo "religar", (en latín, religare), que querría decir, crear vínculos, crear relaciones de confianza. Vínculos... ¿con quién? En primer lugar con esta realidad última, que nos ultrapasa, que llamamos Dios. En segundo lugar, vínculos con los otros, y en tercer lugar, vínculos con el mundo y la naturaleza. Otra posible etimología podría venir del latín "relegere", que querría decir, releer, reinterpretar el misterio de Dios, de la existencia y de la vida. Este acto de releer, nos sitúa delante del nexo que hay entre uno mismo y el Misterio, entre uno mismo, y los otros, y entre uno mismo y el cosmos. Las tradiciones religiosas, consideran el ser humano y la vida, como un don gratuito sagrado, y esta gratuidad, se ha de traducir en entrega generosa y gratuita a los otros. Por eso, la experiencia religiosa, si es auténtica, no es nunca egoísta ni individualista, sino comunitaria y relacional. En este sentido las religiones pueden favorecer, la revisión del proceso globalizador, para que no favorezca a los poderosos, sino que favorezca a toda la humanidad. Es evidente que para conseguirlo, hace falta una ética de mínimos, mundialmente aceptada, cosa no fácil. Hace ya unos cuantos años, el teólogo Hans Küng, compañero de facultad de Benedicto XVI, entregó al entonces Papa, una propuesta de ética mundial sobre la base siguiente: Dos principios: La "regla de oro". No hagas a los otros, lo que no quieres que te hagan a ti. El otro hace referencia a que toda persona ha de ser tratada humanamente. A los que se añade los siguientes compromisos: Compromiso por la solidaridad y un orden económico justo. Compromiso por la tolerancia y la unidad en la diversidad. Compromiso por la igualdad entre el hombre y la mujer. Compromiso por la paz y la no violencia. Advirtiendo que no puede haber paz entre las naciones, sin paz entre las religiones. No puede haber paz entre las religiones sin un diálogo fraternal. Y no puede haber un diálogo fraternal sin un respeto a los sentimientos de cada parte. El diálogo fraternal solo es posible con unas normas aceptadas por todos. Es evidente que cuanto más amplia sea la aceptación de las normas, más legitimidad tendrá la propuesta. También es verdad que habrá más dificultad, para alcanzar consenso y acuerdos. Pero valdrá la pena el esfuerzo, porqué solo por ese camino, la humanidad tendrá un buen futuro.
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