Me gustaría que Barcelona, Madrid, y otras grandes ciudades cosmopolitas españolas se parecieran más, por ejemplo, a Munich (München). Por varias razones:
Primera: digan lo que digan los defensores del secesionismo, Cataluña es parte de España, y ser catalán es una de tantas maneras de ser español, así como ser bávaro es una de tantas maneras de ser alemán. No hay ningún documento del Magisterio Social de la Iglesia que diga que puede justificarse moralmente la secesión, y así lo manifiestan los obispos catalanes.
Segunda: en su visita pastoral y diplomática a U.S.A. el Papa Francisco ha defendido con insistencia la legítima pluralidad democrática y la libertad religiosa, como Jefe del Estado Vaticano, no sólo como Papa.
Tercera: Los cristianos estamos obligados a dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Una hipotética secesión unilateral sería contraria a la Constitución y al Estatuto de Autonomía.
Cuarta: pude comprobar recientemente que el ambiente muniqués es muy respetuoso con la pluralidad de convicciones personales, y con la libertad de expresión del propio credo religioso, pero mantiene una tolerancia cero frente a los actos incívicos que no respetan ni las leyes ni a los prójimos.
Quinta: uno de los ejemplos es que, en la bulliciosa pero ordenada vida nocturna de un lugar céntrico de esta hermosa ciudad, uno se encuentra por ejemplo con una iglesia con un letrero en la entrada, que dice, poco más o menos (en inglés y en alemán): “lugar de oración; si quiere, entre y rece en silencio”. Dentro había una gran capilla, llena a rebosar, iluminada con muchísimos cirios, y presidida por el Santísimo Sacramento, expuesto para ser devotamente adorado; sólo se oía a intervalos una música religiosa de fondo, que no perturbaba el silencio interior de los presentes, a pesar de que mientras algunos salían después de un rato de oración, otros entraban. ¡Qué grato recuerdo guardo de nuestro tiempo de oración en familia! Esta Adoración se repite periódicamente con mucha frecuencia, no sé si también en otros centros católicos de la ciudad, pues no la recorrí toda, ni mucho menos.
Sexta: diversas mujeres musulmanas andaban tan campantes por las calles con su velo islámico, y se reunían en jardines infantiles, con sus hijos y sus maridos; ni molestaban a nadie ni nadie las molestaba: está claro que no se las confundía con mujeres talibanes ni nada parecido. No he visto cosa igual en ninguna otra ciudad europea de las que he visitado.
Séptima: nuestra estancia fue muy corta, y me habría gustado conocer mejor esta ciudad y otras de Baviera, y especialmente Regensburg (Ratisbona), así como Marktl, la cuna del Papa Emérito, próxima a ésta, pero el tiempo no dio para más, y nuestro muy limitado presupuesto tampoco.
Octava: aparte de las banderas oficiales en lugares oficiales, no vi ni una fuera de lugar; pero sí vi un jardín multicolor de vestidos regionales por las calles. Cuando pienso en la reciente y lamentable “guerra de banderas”, en las anticatalanas y antiespañolas esteladas cubanas ondeando por doquier (también en lugares públicos) al regresar a mi Cataluña natal, no puedo más que preguntar, rezando el salmo 79: ¿por qué de donde Castro parece dispuesto a volver hay tantos que se empeñan en ir, con Raul Romeva y otros al frente?; ¿qué sucedería con Iglesias en la Moncloa y con Romeva u otros de su lista en el Palau de la Generalitat?; me estremezco al pensarlo. Catequesis de San Juan Pablo II sobre este salmo, desolador pero lleno de fe y esperanza en el Señor.
No me opongo a que ondeen esteladas en balcones particulares, aunque yo prefiero la Senyera de tots els catalans y la Rojigualda de todos los españoles, juntas, pero ¿qué pintan las cubanas en Montserrat y en muchos lugares públicos?; ¿por qué se dice Municipis per la independencia en lugar de Ajuntaments per la Independencia?;¿ por qué se llama Assemblea Nacional de Cataluya y no Assemblea Secesionista de Catalunya? ¿Por qué se dice “Junts pel sí” i no “junts pel 3% i més”?
Quienes no están contra nosotros, están con nosotros, pero quien no está con Cristo está contra Él y contra nosotros. Pau, justicia i unió. Y si no, ¡que Dios nos coja confesados! A pesar de los muchos males que padece, España (con Catalunya) es Tierra de María, y es un hermoso país multicolor que vale la pena que mantengamos unido con el esfuerzo solidario de todos los españoles, y para ello, mejor peregrinar juntos que separados!!!
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