El Papa a los jóvenes: 'Dejarse tocar por la mirada misericordiosa de Dios'
En preparación a la Jornada Mundial de la Juventud, que tiene lugar en Cracovia del 26 al 31 de julio de 2016, el Santo Padre en un mensaje les invita a que elijan una obra de misericordia corporal y una espiritual para practicarla cada mes
Ciudad del Vaticano, 28 de septiembre de 2015 (ZENIT.org) Rocío Lancho García | 0 hits
«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» Esta es la bienaventuranza sobre la que el Santo Padre quiere que reflexionen los jóvenes en preparación a la próxima Jornada Mundial de la Juventud. En el mensaje publicado este lunes, el Papa recuerda que "hemos iniciado este recorrido en 2014, meditando juntos sobre la primera de las Bienaventuranzas".«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». Para el año 2015 el tema fue «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». Y en el año que tenemos por delante nos queremos dejar inspirar por las palabras: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia».
1. El Jubileo de la Misericordia
Con este tema, la JMJ de Cracovia 2016 se inserta en el Año Santo de la Misericordia, convirtiéndose en un verdadero “Jubileo de los Jóvenes a nivel mundial”. Tal y como recuerda Francisco, esta no es la primera vez que un encuentro internacional de los jóvenes coincide con un Año jubilar. Durante el Año Santo de la Redención (1983/1984), san Juan Pablo II convocó por primera vez a los jóvenes de todo el mundo para el Domingo de Ramos. Y durante el Gran Jubileo del Año 2000, más de dos millones de jóvenes de unos 165 países se reunieron en Roma para la XV Jornada Mundial de la Juventud. Como sucedió en estos dos casos precedentes, “estoy seguro de que el Jubileo de los Jóvenes en Cracovia será uno de los momentos fuertes de este Año Santo”, dice el Santo Padre.
A propósito, Francisco recuerda que “cuando la Iglesia convoca un jubileo en el nombre de Cristo, estamos todos invitados a vivir un extraordinario tiempo de gracia”. La Iglesia misma --añade-- está llamada a ofrecer abundantemente signos de la presencia y cercanía de Dios, a despertar en los corazones la capacidad de fijarse en lo esencial.
2. Misericordiosos como el Padre
Haciendo referencia al lema de este año, el Papa explica lo que significa la misericordia divina.
En el concepto bíblico de misericordia --indica el Santo Padre-- está incluido lo concreto de un amor que es fiel, gratuito y sabe perdonar. Del mismo modo, recuerda que “en la misericordia siempre está incluido el perdón”.
El Santo Padre subraya que “la misericordia de nuestro Señor se manifiesta sobre todo cuando Él se inclina sobre la miseria humana y demuestra su compasión hacia quien necesita comprensión, curación y perdón”. Y añade que “todo en Jesús habla de misericordia, es más, Él mismo es la misericordia”.
Asimismo, recuerda que “la misericordia de Dios es muy concreta y todos estamos llamados a experimentarla en primera persona”. El Santo Padre afirma en su mensaje que nosotros buscamos a Dios, “pero es Él quien siempre se adelanta, desde siempre nos busca y es el primero que nos encuentra”. Y así, pregunta a los jóvenes: ¿has sentido alguna vez en ti esta mirada de amor infinito que, más allá de todos tus pecados, limitaciones y fracasos, continúa fiándose de ti y mirando tu existencia con esperanza?
Haciendo referencia a la Cruz de la JMJ, el Papa señala que “la cruz es el signo más elocuente de la misericordia de Dios”. En la cruz --afirma-- podemos tocar la misericordia de Dios y dejarnos tocar por su misericordia
3. La extraordinaria alegría de ser instrumentos de la misericordia de Dios
El Papa advierte a los jóvenes que solo “seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, si descubrimos que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida”. Y así, da unas pautas sobre cómo podemos ser concretamente instrumentos de esta misma misericordia hacia nuestro prójimo.
Así al hablar del beato Pier Giorgio Frassati, indica que él entendió lo que quiere decir tener un corazón misericordioso, sensible a los más necesitados. “A ellos les daba mucho más que cosas materiales; se daba a sí mismo, empleaba tiempo, palabras, capacidad de escucha”, explica.
El Papa invita a los jóvenes “a descubrir de nuevo las obras de misericordia corporales: dar de comer a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir a los desnudos, acoger al extranjero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos”. Sin olvidar “las obras de misericordia espirituales: aconsejar a los que dudan, enseñar a los ignorantes, advertir a los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas, soportar pacientemente a las personas molestas, rezar a Dios por los vivos y por los difuntos”.
En concreto, Francisco propone para los primeros siete meses del año 2016 que “elijan una obra de misericordia corporal y una espiritual para ponerla en práctica cada mes”.
A propósito, recuerda que una de las obras de misericordia más evidente, pero quizás más difícil de poner en práctica, es la de perdonar a quien te ha ofendido, a quien te ha hecho daño, a quien consideramos un enemigo. Sin embargo, “el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón”.
4. ¡Cracovia nos espera!
Francisco recuerda que Juan Pablo II había intuido que este era el tiempo de la misericordia. Al inicio de su pontificado escribió la encíclica Dives in Misericordia. Y en el Año Santo 2000 canonizó a Sor Faustina instituyendo también la Fiesta de la Divina Misericordia en el segundo domingo de Pascua. Asimismo, en el año 2002 consagró personalmente en Cracovia el Santuario de Jesús Misericordioso, encomendando el mundo a la Divina Misericordia y esperando que este mensaje llegase a todos los habitantes de la tierra, llenando los corazones de esperanza.
Así, el Pontífice pide a los jóvenes que no tengan miedo de contemplar los ojos de Dios “llenos de amor infinito hacia ustedes y déjense tocar por su mirada misericordiosa, dispuesta a perdonar cada uno de sus pecados, una mirada que es capaz de cambiar la vida de ustedes y de sanar sus almas, una mirada que sacia la profunda sed que demora en sus corazones jóvenes”.
Finalmente, les invita a llevar la llama del amor misericordioso de Cristo “a los ambientes de su vida cotidiana y hasta los confines de la tierra”.
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