(La Nuova Bussola/InfoCatólica) El cardenal se siente llamado a intervenir como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, porque la desorientación actual implica tres sacramentos: el matrimonio, la Penitencia y la Eucaristía. Según el Cardenal, la confusión que vivimos extrae su savia de la falta de formación que, lamentablemente, afecta a sus propios hermanos en el episcopado.
Sarah ha querido subrayar que cada obispo, él mismo in primis, está vinculado a la doctrina del matrimonio monogámico indisoluble, que Cristo ha restaurado a su forma original y en el que se encuentra el bien del varón, la mujer, y los hijos.
Esta verdad no puede dejar de tener consecuencias respecto de la posibilidad de acercarse a la Santa Comunión: «La Iglesia entera se ha mantenido siempre firme en el hecho de que no se puede recibir la comunión cuando se es consciente de haber cometido un pecado grave, un principio que ha sido confirmado definitivamente por la encíclica Ecclesia de Eucharistia de San Juan Pablo II». Y el Cardenal prefecto añade: «Ni siquiera un Papa puede dispensar de esta ley divina».
Publicado originalmente en La Nuova Bussola Quotidiana
Traducido por Néstor Martínez para InfoCatólica
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