Además el Cardenal recordó que la comunión que existe entre él y los sacerdotes de la Archidiócesis es “en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo”.
En la Misa Crismal, en la que se bendicen los óleos que después se utilizarán en los sacramentos el resto del año, el Cardenal aseguró a los sacerdotes presentes que “nos ha convertido el Señor en Pan y hemos de vivir así y entrar en ese dinamismo de convertirnos día a día con más fuerza y manifestación ante todos los hombres en ese Pan que es Cristo, mientras consagramos el pan cotidiano en la Eucaristía”.
El Arzobispo de Madrid también invitó a todos los sacerdotes a “desinstalarnos de las ideologías que matan y dividen para centrar nuestra vida en la persona de Cristo que abraza a todos: justos y pecadores; que cuando reparte no se guarda nada, como el Padre”.
También insistió en que la unidad proviene del encuentro con Jesucristo y subrayó que la incardinación de los sacerdotes en una diócesis no es solamente un acto jurídico, sino que se trata de “hacer y llevar a cabo el misterio de la Encarnación de mi ministerio unido a un Obispo como sucesor de los apóstoles en un trozo del Pueblo de Dios”.
El Cardenal Osoro cuestionó a los sacerdotes cómo se pueden provocar división y rupturas si se han recibido “la misma misión de Jesús, de unidad y de comunión, de vida y sanación, de ruptura con la muerte y alianza con la Vida que es el mismo Jesucristo”.
“Hermanos, seamos valientes y vivamos en la verdad; el diagnóstico que hace Jesús de la situación del mundo no tiene nada de quejumbroso ni de paralizante, todo lo contrario, nos hace una invitación a la acción fervorosa, a salir, a tener una audacia cada día mayor”, animó el Cardenal e invitó a hacer a todos partícipes “de esta Buena Noticia”, la “Gran Noticia” que es “una visión nueva de todas las cosas”.
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