(ZENIT – 1 marzo 2018).- La Carta Placuit Deo de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ha presentado a las 11 horas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Se trata de una documento escrito a los obispos de la Iglesia Católica, y más en general, a todos los fieles, sobre algunos aspectos de la salvación cristiana que “hoy pueden ser difíciles de comprender debido a las recientes transformaciones culturales”, señalan en el texto. (Leer la Carta)
Han presentado la Carta Mons. Luis F. Ladaria Ferrer, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Mons. Giacomo Morandi, Secretario de la misma congregación.
Por su parte, Mons. Ladaria Ferrer ha reflexionado sobre cuáles son estas transformaciones culturales que ofuscan la confesión de la fe cristiana, que proclama a Jesús como el único y universal Salvador.
“Pelagianismo” y “gnosticimo”
En este sentido, el Prefecto ha apuntado que el Papa Francisco, en su Magisterio ordinario, a menudo se refiere a dos tendencias que se asemejan, en algunos aspectos, a dos antiguas herejías, el “pelagianismo” y el “gnosticismo”.
Por el “neo-pelagianismo”, el individuo, radicalmente autónomo, pretende salvarse a sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser, de Dios y de los demás, mientras que el “neo-gnosticismo” presenta una salvación meramente interior, encerrada en el subjetivismo, que consiste en elevarse «con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida».
Unión con Cristo
Esta Carta quiere abordar estas tendencias reduccionistas que amenazan el cristianismo actual y “reafirmar que la salvación, de acuerdo con el plan de la alianza del Padre, consiste en nuestra unión con Cristo”, ha aclarado Mons. Ladaria.
“¿La salvación interesa todavía hoy al hombre?”, ha cuestionado el Arzobispo Ladaria. “Sí, nuestra experiencia nos enseña que cada hombre está en búsqueda de la realización y la felicidad propias”, así como la búsqueda de la salud física, del bienestar económico, de la paz interior, de una convivencia serena.
Satisfacer al hombre
La fe en Cristo nos enseña –ha indicado el Prefecto– rechazando cualquier pretensión de autorrealización neo-pelagiana mediante la posesión, el poder, la ciencia o la técnica, que nada de lo creado puede satisfacer al hombre por completo, porque “Dios nos ha destinado a la comunión con Él y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Él”, como escribe San Agustín.
Respecto a las antiguas doctrinas gnósticas, la salvación que la fe nos anuncia “no concierne solo a nuestra interioridad, sino a nuestro ser integral”: Es la persona completa, de hecho, en cuerpo y alma, que ha sido creada por el amor de Dios a su imagen y semejanza, y está llamada a vivir en comunión con Él, ha anunciado Mons. Ladaria.
Cristo es el Camino
La gran novedad de Cristo Salvador –ha proclamado el Arzobispo– es que Jesús Salvador “no se ha limitado a mostrarnos el camino para encontrar a Dios (…). Cristo, más bien, para abrirnos la puerta de la liberación, se ha convertido Él mismo en el camino”.
Dónde recibir la salvación
“¿Dónde y cómo podemos recibir esta salvación?”, ha formulado Mons. Giacomo Morandi, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la presentación de la Carta Placuit Deo.
El lugar donde recibimos la salvación traída por Jesús “es la Iglesia, comunidad de aquellos que, habiendo sido incorporados al nuevo orden de relaciones inaugurado por Cristo, pueden recibir la plenitud del Espíritu de Cristo”.
“La participación, en la Iglesia, al nuevo orden de relaciones inaugurado por Jesús sucede a través de los sacramentos, entre los cuales el bautismo es la puerta, y la Eucaristía, la fuente y cumbre”, ha aclarado el Secretario Morandi.
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