“Oriente Medio es hoy una encrucijada de situaciones difíciles y dolorosas. También existe en Oriente Medio el riesgo –no quiero decir la voluntad de alguien– de eliminar a los cristianos. Un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio”, señaló.
En unas palabras que pronunció de forma espontánea en la audiencia que concedió el viernes 22 de junio a los participantes de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO), que celebran estos días su Asamblea Plenaria que, este año, coincide con el 50 aniversario de su fundación, denunció la actitud de las grandes potencias hacia Medio Oriente.
“Hoy Oriente Medio sufre, llora, y algunas potencias mundiales miran a esta región quizás no tanto con la preocupación por la cultura, la fe, la vida de sus pueblos, sino con la intención de llevarse algún trozo y tener un mayor dominio”.
El Pontífice lamentó que muchos gobernantes afirman su voluntad de respetar a los cristianos, pero luego actúan con indiferencia. “Todos dicen: ‘los cristianos son los primeros de Oriente Medio y debemos respetarlos’. Pero, en realidad, no actúan así. El número de cristianos disminuye y muchos no quieren regresar porque el sufrimiento es fuerte. Aman la tierra, aman la fe, pero el sufrimiento es fuerte, muy fuerte”.
“Oriente Medio es la cuna del cristianismo –subrayó Francisco–, es la tierra de Jesús. Vuestro trabajo de ayuda a Oriente Medio, de preocupación por Oriente Medio, es muy grande, muy importante. En Oriente Medio están las grandes Iglesias, las Iglesias antiguas, con su teología, con su liturgia. Y esa belleza…; con sus Santos Padres, sus maestros espirituales…. Las grandes tradiciones de Oriente Medio. Debemos custodiar todo eso. Debemos luchar por ello”.
Francisco insistió en que “en este momento, Oriente Medio, en el dolor, es tierra de migraciones. Este es uno de los problemas más graves. Pensemos que en Líbano un tercio de la población son refugiados, la mayor parte sirios. Pensemos en Jordania, que también tiene un número grande de sirios que sufren. Y también Turquía. Luego, Europa”.
Además, aseguró que existe “un gran pecado en Oriente Medio, un pecado que sufre la gente más pobre. El pecado del ansia de poder, el pecado de la guerra, cada vez más fuerte y con armamentos más sofisticados. Y sufre la gente, los niños. Oriente Medio, no digamos que no tenga escuelas, pero cuenta con pocas escuelas porque los bombardeos las han destruido. Cuenta con pocos hospitales. Ese es el dolor de Oriente Medio. Es el gran pecado de la guerra”.
“Pero está también nuestro pecado en Oriente Medio. El pecado de la incoherencia entre vida y fe. Hay sacerdotes, algún Obispo, alguna congregación religiosa, que profesan la pobreza pero que viven como ricos. No digo que haya muchos, pero sí alguno”.
En este sentido, señaló que “querría que estos religiosos, cristianos, algún Obispo o alguna congregación religiosa se desprendieran más en favor de sus hermanos, de sus hermanas”.
A pesar de ello, el Papa alabó la esperanza de los habitantes de Oriente Medio y recordó que “Oriente Medio es una esperanza, una esperanza que debemos cultivar”.
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