El pasado 29 de junio comenzó en la isla de Córcega la 100ª edición del mítico Tour de Francia, una de las carreras de ciclismo más antiguas en el mundo, y en la actualidad una de las tres denominadas “Grandes Vueltas” junto con el Giro de Italia y la Vuelta a España.
La historia del Tour de Francia comenzó en 1903 pero debido a las Guerras del siglo XX tuvo que interrumpirse desde 1915 hasta 1918 a causa de la Primera Guerra Mundial y desde 1940 hasta 1946 debido a la Segunda Guerra Mundial.
Aunque en los últimos años la carrera se ha visto manchada debido a los escándalos de dopaje en muchos ciclistas y en especial a los escándalos del ciclista estadounidense Lance Armstrong, quien fue despojado el año pasado de los siete títulos que había conseguido, son muchos los grandes ciclistas que han competido a lo largo de estas cien ediciones. En la memoria de aficionados y curiosos permanecen los nombres del ciclista francés Jacques Anquetil que corrió durante la década de los 60; del belga Eddy Merckx, un grande durante los 70; del también francés Bernard Hinault y sus gestas en la década de los 80; y del español Miguel Indurain que marcó la década de los 90. Estos cuatro grandes corredores tienen el honor de haber ganado el Tour durante cinco ediciones.
Esta 100ª edición es una ocasión inmejorable para recordar a un gran corredor, el italiano Gino Bartali, ganador de las ediciones del Tour de Francia de 1938 y 1948, y subcampeón del Tour en 1949. Para muchos Bartali es uno de los ciclistas fuera de serie de la historia, uno de los grandes y más fuertes pedalistas mundiales, que además pudo haber sido uno de los históricos ganadores del Tour y del Giro de Italia. Ganó también el Giro en tres oportunidades: 1936, 1937 y 1946.
Su carrera se vio afectada por la interrupción de las competencias durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo a pesar de que la Guerra truncó sus triunfos como ciclista, este tiempo le permitió correr y alcanzar la victoria en la “gran carrera” del heroísmo.
Gino Bartali falleció el año 2000 con 86 años de edad. Tres años después, en el 2003 se descubrió que durante la época de la Segunda Guerra había sido parte de una red clandestina en la región Toscana que luchaba para salvar a judíos de la deportación a los campos de concentración del régimen nazi. Su función dentro de la red era fundamental, actuaba como “correo” portando y escondiendo, en los tubos de su bicicleta, documentos de identidad que llevaba y recogía de conventos e iglesias donde se imprimían y falsificaban documentos de identidad y pasaportes que se les daba a los judíos en peligro.
Bajo la apariencia de estar entrenando, Bartali recorría cientos de kilómetros portando los documentos que salvaron la vida de cientos de judíos. El riesgo era inmenso; sin embargo su gran popularidad hacía que pudiera desplazarse por las vigiladas carreteras de la Italia de Mussolini, sin levantar sospechas en policías y militares que de vez en cuando lo detenían pero para saludarlo y pedirle autógrafos.
El esfuerzo de Gino Bartali durante los terribles años de la Guerra no lo llevaron al primer puesto del podio en el Tour ni en el Giro. Sus pedalazos lo hicieron ir aun más lejos, lo hicieron pasar de la ruta de los grandes ciclistas al camino que solo es recorrido por los héroes.
Tags Publicación 2013-07-13
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