LLAMADOS A PROMOVER LA CULTURA DEL ENCUENTRO


Ciudad del Vaticano, 28 de julio 2013 (VIS).-La catedral de San Sebastián en Río de Janeiro, cuyas vidrieras, obra de Lorenz Hailmar ilustran las cuatro características de la Iglesia: Una (verde), Santa (rojo), Católica (azul) y Apostólica (amarillo) acogió ayer a las 9,00 (hora local, 14,00 hora de Roma) al Papa Francisco que celebró la Santa Misa con los obispos de la Jornada Mundial de la Juventud, así como con los sacerdotes, religiosos religiosas y seminaristas. Los textos de la liturgia, con motivo del Año de la Fe, estaban tomados de la Misa para la Evangelización de los Pueblos. El Santo Padre dedicó su homilía a tres aspectos de la vocación: Llamados por Dios, llamados a anunciar el Evangelio, llamados a promover la cultura del encuentro.



Hablando del primero de ellos, “Llamados por Dios, el Papa dijo: “Creo que es importante reavivar este hecho que a menudo damos por descontado... “No son ustedes los que ,e eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes”, dice Jesús. Hemos sido llamados por Dios y llamados para permanecer con Jesús. En realidad, este permanecer en Cristo, marca todo lo que somos y lo que hacemos.Es precisamente la “vida en Cristo” es precisamente la que garantiza nuestra eficacia apostólica y la fecundidad de nuestro servicio: No es la creatividad, por máspastoral que sea no son los encuentros o las planificaciones lo que aseguran los frutos, si bien ayudan y mucho: es ser fieles a Jesús...Y sabemos muy bien lo que eso significa: contemplarlo, adorarlo y abrazarlo, en nuestro encuentro cotidiano con él en la Eucaristía y.... en las personas más necesitadas. El “permanecer” con Cristo no significaaislarse, sino un permanecer para ir al encuentro de los otros.Quiero acá recordar algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: “Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las ”favelas", en los “cantegriles”, en las “villas miseria”, donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”.



Para explicar el segundo aspecto : “Llamados a anunciar el Evangelio” el pontífice aludió a que muchos de los obispos presentes estaban en Río para acompañar a los jóvenes de la JMJ y subrayó: “Nuestro compromiso de pastores es ayudarles a que arda en su corazón el deseo de ser discípulos misioneros de Jesús. Ciertamente, muchos podrían sentirse un poco asustados ante esta invitación, pensando que ser misioneros significa necesariamente abandonar el país, la familia y los amigos. Dios quiere que seamos misioneros...¿Donde estamos? Donde Él nos pone; en nuestra patria o donde Él nos ponga. Ayudemos a los jóvenes a darse cuenta de que ser discípulos misioneros es una consecuencia de ser bautizados, es parte esencial del ser cristiano, y que el primer lugar donde se ha de evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio o de trabajo, la familia y los amigos. Ayudemos a los jóvenes. Necesitan ser escuchados...Eso se lo pido de todo corazón.... Sepamos perder el tiempo con ellos. Sembrar cuesta y cansa ¡cansa muchísimo! Y es mucho más gratificante gozar de la cosecha... Pero Jesús nos pide que sembremos en serio.



No escatimemos esfuerzos en la formación de los jóvenes -agregó- Ayudar a nuestros jóvenes a redescubrir el valor y la alegría de la fe... Educarlos en la misión, a salir, a ponerse en marcha... Así hizo Jesús con sus discípulos: no los mantuvo pegados a él como la gallina con los pollitos;los envió. No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, cuando tantas personas están esperando el Evangelio. No es un simple abrir la puerta para que vengan sino salir por la puerta para buscar y encontrar..Empujemos a los jóvenes para que salgan. Por supuesto que van a hacer macanas. ¡No tengamos miedo! Los apóstoles las hicieron antes que nosotros. Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados, los que no suelen frecuentar la parroquia. También ellos están invitados a la mesa del Señor”.



El Papa concluyó refiriéndose al tercer aspecto :”Llamados a promover la cultura del encuentro”. “En muchos ambientes y en general en este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo - observó- se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una “cultura del descarte”. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas estén reguladas por dos “dogmas”: eficiencia y pragmatismo... Tengan el valor de ir contracorriente... de esta cultura del descarte. El encuentro y la acogida de todos, la solidaridad,es una palabra que la están escondiendo en esta cultura, casi una mala palabra, la solidaridad y la fraternidad, son elementos que hacen nuestra civilización verdaderamente humana... Ser servidores de la comunión y de la cultura del encuentro... Y hacerlo sin ser “presuntuosos” imponiendo nuestra verdad, más bien guiados por la certeza humilde y feliz de quien ha sido encontrado, alcanzado y transformado por la Verdad que es Cristo, y no puede dejar de proclamarla”.



Acabada la Misa y tras bendecir a los presentes, el Papa se trasladó en papamóvil al Teatro Municipal para encontrarse con la clase dirigente de Brasil.


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