Barcelona y Can Vies


Involuntariamente el pasado miércoles me encontré en medio de una manifestación destructiva de anti-sistemas en Barcelona: quema de contenedores de basura, desórden, policía, sirenas, carreras, caos y miedo.


Entiendo que la juventud sea inconformista. Entiendo que la rebeldía juvenil necesite cauces para manifestarse. Entiendo y defiendo la libertad de expresión, reunión y afiliación. Pero no puedo entender - ni creo que deba hacerlo- la violencia como práctica habitual, el revanchismo como única regla de conducta personal, la destrucción como único medio de expresión. Alejandro Dumas, que tan sabiamente retrató las miserias y la maldad humanas, escribió que "El orgullo de quienes no pueden edificar es destruir".


No es un tema baladí. Ciertas ideologías, destructivas de las mentes de estos jóvenes y destructoras de cuanto no les agrada, son algunos de los que espolean las más bajas pasiones de un grupo desgraciadamente cada vez más numeroso y desnortado.


Ante tanto desvarío toda la sociedad debería sentirse concernida en la tarea de proporcionar luz y de facilitar cauces civilizados para recuperar a una juventud errática que se hiere de muerte a sí misma con comportamientos tán poco humanos. Todos deberíamos buscar sinceramente el bien de esta generación, antes que la consecución de fines espurios de grupo.



6:33:00 a.m.

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