Un joven que trabajaba en el ejército era constantemente despreciado, acosado y humillado por ser cristiano. Un día su jefe queriendo abochornarlo delante de los compañeros del pelotón llamó al soldado y le dijo: joven venga aquí, tome la llave y vaya aquel coche y estaciónelo allá al frente. El joven soldado le dijo angustiado: ¡Por favor! no se conducir, entonces le dijo el jefe, pues vamos y pida ayuda a su Dios, muéstrenos que Él existe. El soldado agarro la llave y mientras iba al vehículo empezó a rezar con una gran fe; subió al coche encendió el motor: y con gran destreza hizo la maniobra, estacionándolo perfectamente. Al salir del coche, el soldado vio a todos aquellos, compañeros del pelotón, que estaban llorando y diciendo: “Nosotros queremos creer en tu Dios” ¡Ha sucedido algo extraordinario! El joven soldado, espantado y sin entender nada, pregunto que estaba sucediendo, entonces el jefe, llorando también, abrió el capo del coche y le mostro que el mismo estaba sin motor. Este es un hecho que nos puede hacer reflexionar sobre el poder y la grandeza de Dios y como Dios puede realizar hechos de tal magnitud que quedemos asombrados. Está claro que Dios todo lo puede, sin embargo no siempre se prodiga en milagros, son pocos los que realiza. Dios quiere que lleguemos fundamentalmente a Él a través del camino de la fe, no a través de los milagros, porque aunque éstos en algunas ocasiones se den no son el fundamento prioritarios de la religión católica, excepto el de su propia resurrección, la Resurrección de Jesucristo. Este hecho, el que se relata al comienzo, no está demostrado y podemos: creerlo o no creerlo, puede ser una leyenda o puede ser un relato que el único objetivo que tenga es aumentar nuestra credibilidad en Dios. Pero sea cual sea el caso, podemos sacar varias conclusiones. Primero: la maldad del hombre a la hora de enfrentarse a las personas que tienen fe: nos humillan, nos ridiculizan, anulan nuestras creencias, se creen superiores y en algunos lugares, como sucede actualmente, sufren persecuciones y mueren. Segundo: Dios está de nuestra parte, y en uno u otro caso, nos ofrece el bálsamo: de su ternura, de su cariño, de su amor; un amor infinito que colma todas nuestras necesidades. Jesucristo nos ha preparado un equipaje, una mochila; y está mochila lleva: “el camino, la verdad y la vida” si llevas esta mochila puedes viajar seguro por esta tierra, pero para llevar esta mochila necesitas una sola cosa, esa cosa que tenía el soldado, la fe, la fe en Dios.
Con la fuerza da la fe
Rafael Gutiérrez Gutiérrez
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