Prelados y el falso sentido de la misericordia



Extracto de una reciente entrevista al Cardenal Burke: P. El Sínodo de la familia ha sido un golpe, y también hasta un escándalo, en especial para las familias católicas jóvenes que son el futuro de la Iglesia. ¿Tienen razones para preocuparse? Sí, claro. Creo que el informe que se dio a conocer en el medio término de las sesiones del Sínodo que terminó el 18 de octubre, es quizás uno de los documentos públicos de la Iglesia más chocantes que yo pueda imaginar. Y por supuesto es causa de una preocupación profunda, y es especialmente importante que las buenas familias católicas que están viviendo la belleza del sacramento del matrimonio redoblen esfuerzos para sostener una vida matrimonial sólida y usen toda ocasión que puedan para dar testimonio de la belleza y la verdad del matrimonio, que ellos experimentan a diario en su vida matrimonial. P. Prelados de alto rango parecen estar dando la impresión de que el “progreso” en la Iglesia es promover la agenda “gay” y la ideología del divorcio. ¿Creen acaso que estas cosas llevarán a una nueva primavera de la Iglesia? No se cómo podrían creer algo así, porque, ¿cómo podría ser, por ejemplo, que el divorcio, que la constitución pastoral de la Iglesia Gaudium et Spes, llama plaga social… cómo podría ser que esta la promoción de los actos homosexuales, que son intrínsecamente malos… cómo podría salir algo bueno de alguna de estas cosas? Y de hecho todos somos testigos de que resultan en la destrucción de la sociedad. El colapso de la familia, el colapso de la estructura de la sociedad y por supuesto, en el caso de los actos contranaturales, en la corrupción de la sexualidad humana, que está esencialmente ordenada al matrimonio y a la procreación de los niños P. El término “misericordia”, e inclusive el Nuevo Testamento se ha usado para cambiar la doctrina, para condonar el pecado. ¿Se aplicó este término “misericordia” durante el Sínodo? Sí, Hubo padres sinodales (en el pasado Sínodo sobre la Familia) que hablaron con un falso sentido de la misericordia, que no tenía en cuenta la realidad del pecado. Recuerdo que uno de los padres sinodales dijo: “¿Acaso el pecado ya no existe más, ya no lo reconocemos más?” Yo creo que fue respondido con mucha firmeza por ciertos padres sinodales. También, en este sentido el pastor protestante alemán, luterano, que murió durante la Segunda Guerra Dietrich Bonheffer, usó una analogía interesante: él hablaba de “gracia costosa” y de “gracia barata”. No hay “gracia barata”. Cuando se nos da la vida divina -como lo hace la Iglesia- se nos exige un nuevo modo de vida, una conversión cotidiana a Cristo. Y conocemos la gracia de Dios que abrazamos en la medida de nuestra conversión y lucha para volver todos los días nuestras vidas a Cristo. Y para superar nuestros pecados y debilidades. Pregunta: ¿por qué se usa el término “misericordia” para el adulterio pero no para la pedofilia? En otras palabras, ¿son los medios de comunicación los que deciden cuando se debe aplicar la misericordia y cuando no? C.B: Ese punto también se tocó en el Sínodo. La misericordia se relaciona con una persona que por cualquier razón está cometiendo un pecado. Uno debe siempre llamar a esa persona al bien. En otras palabras: convocar a esa persona, sea quien sea, porque es un hijo de Dios. Pero al mismo tiempo se debe reconocer el pecado, sea adulterio, pedofilia, robo u homicidio, como cosas muy malas, como pecados mortales y por lo tanto repulsivos para nosotros. No los podemos aceptar. Y por grande que sea la caridad, por grande que sea la misericordia que podamos demostrar al pecador, debemos reconocer el mal que hay en los actos que se están cometiendo y llamar a las persona a la verdad.



9:13:00 a.m.

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