“Se convirtió en algo frenético, pero nunca fue mi intención. Me convertí en alguien muy insensible como pareja y en la relación de alma y cuerpo”, dijo en el documental Desire for Everlasting Hills (Deseo por las colinas eternas), que recoge diversos testimonios de homosexuales que han vuelto a la Iglesia Católica.
Cuando la mayoría de sus amigos contrajo el virus del SIDA, Darrow decidió irse a San Francisco para empezar de nuevo. Ahí conoció a Jeff y se mudaron a vivir juntos.
Un día mientras veía televisión, Darrow vio a una “monja pirata”: la Madre Angélica en EWTN.
En ese entonces la religiosa había sufrido un ataque que le generó una afección en la parte izquierda de la cara y por ello debía cubrirse el ojo con un parche.
Darrow llamó a Jeff y “comenzamos a burlarnos de la monja con un parche en el ojo, de su cara desfigurada… y de su hábito pasado de moda… decíamos: ‘estos cristianos locos’”.
Jeff se fue y Darrow se quedó viendo el canal. Cuando iba a cambiar, la Madre Angélica dijo “algo tan inteligente, tan real y tan honesto que me impactó”.
“Dios nos ha creado a ti y a mí para ser felices en esta vida y en la siguiente. Él se preocupa por ti. Él ve cada uno de tus movimientos. Nadie que te ama puede hacer eso”.
Luego de este suceso ella tuvo “una enorme influencia en mi vida y yo aprendí a amarla. Pero al mismo tiempo, tenía que esconderla… cuando apagaba la televisión siempre cambiaba de canal para que ni Jeff ni nadie supiera que yo la veía”.
Gracias al programa de la Madre Angélica, Darrow decidió volver a la Iglesia Católica, sabiendo que perdería amigos y clientes. “La gente estaba impresionada de que un hombre tan educado y relativamente inteligente pudiera creer en Jesucristo”, comentó a ACI Prensa en el año 2014 en el estreno de Desire for Everlasting Hills.
Tras su conversión, Darrow compartió su testimonio en diversas charlas y conferencias. También, gracias a la Madre Angélica, descubrió a Courage, un apostolado aprobado por el Vaticano que ayuda a católicos con atracción hacia el mismo sexo a acercarse a Dios, tener amistades que los ayuden y aprender a vivir una vida plena en castidad.
“No fui discriminado cuando volví a la Iglesia, nunca me dijeron que era una mala persona, ni que estaba haciendo algo mal, ni siquiera en una confesión”, expresó.
Darrow también afirmó que “la Iglesia Católica realmente es, de acuerdo con sus enseñanzas, abierta a todo el mundo” y que “Dios nunca me olvidó durante las décadas en que yo lo había olvidado y estaba en su contra”.
Traducido por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en CNA.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 26 de octubre de 2015
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