(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Dios os ama siempre, no tienen importancia los errores que habéis cometido”. Así lo indica el papa Francisco a los detenidos de la cárcel de Velletri, al sur de Roma. El pasado 5 de marzo, el obispo de Albano, monseñor Marcello Semeraro, visitió la cárcel de Velletri y en esa ocasión los detenidos le entregaron una carta para el Papa, que ahora ha respondido.
Tal y como indica Radio Vaticano, el Santo Padre les pide que no se encierren en el pasado a la vez que asegura que “la verdadera medida del tiempo no es la del orgullo” sino que “se llama esperanza”.
El Pontífice, les da las gracias en la misiva por haber pensando en él en medio de las dificultades de sus situaciones de vida actual. Asimismo, recuerda que él piensa muchas veces en las personas que viven en la cárcel.
Por este motivo –explica Francisco– en mis visitas pastorales pido siempre, cuando es posible, visitar a quien vive una libertad limitada, para llevarles el afecto y la cercanía. Y también por esto, ha querido que durante el Año Santo de la Misericordia, haya un jubileo de los presos.
Por otro lado, el Santo Padre les recuerda que viven “una experiencia en la que el tiempo parece que esté parado, parece que no termine nunca. Pero la verdadera medida del tiempo no es la del reloj”. La verdadera medida del tiempo –subraya– se llama esperanza. En esta línea, el Papa desea que “cada uno de vosotros tenga siempre bien encendida la luz de la esperanza, de la fe, para iluminar vuestra vida”. Y así, invita a los presos a rezar al Señor para que llene el tiempo de verdadera esperanza.
A continuación, el Papa les pide en su carta que estén “siempre seguros de que Dios os ama personalmente, para Él no tiene importancia vuestra edad o vuestra cultura, no tiene importancia tampoco qué habéis sido, qué habéis hecho, los objetivos que habéis conseguido, los errores que habéis cometido, las personas que habéis herido”. Por eso, el Pontífice les pide que no se encierren en el pasado, es más, les pide que lo transformen en camino de crecimiento, de fe y de caridad. “Dad a Dios la posibilidad de haceros brillar a través de esta experiencia”, exclama el Papa.
Para concluir la misiva, el Santo Padre asegura que en la historia de la Iglesia “muchos santos han llegado a la santidad a través de experiencias duras y difíciles”. Por tanto les pide que abran “la puerta de vuestro corazón a Cristo, y será Cristo quien cambie vuestra situación. Con Cristo todo es posible”.
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