En la Misa de apertura de la 112° asamblea plenaria de los obispos, el también Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), dijo que la reconciliación de los argentinos sigue siendo "un tema pendiente" e invitó al casi centenar de prelados a ponerse bajo el amparo de la Virgen María.
Su "cercanía y sensibilidad es una escuela que nos enseña a asumir las necesidades materiales y espirituales de nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados", dijo.
"Cuando hablamos de reconciliación lo hacemos desde el Evangelio y la dignidad de la persona humana. La reconciliación no es impunidad ni debilidad, ella necesita de la verdad y del ejercicio de una justicia respetuosa de las garantías constitucionales, en la que todos se sientan incluidos. Cuando abrimos nuestra mente y nuestro corazón al valor humano, espiritual y social de la reconciliación caminamos en la justicia hacia la concordia", aseveró.
Mons. Arancedo lamentó la "historia de desencuentros y heridas" entre los argentinos, al considerar que "necesitan ser sanadas", y explicó que con "este espíritu" fue que el Episcopado decidió "ordenar y disponer" los archivos de la última dictadura militar.
El Arzobispo afirmó asimismo que "para alcanzar una sociedad más justa e inclusiva, es necesario junto a la presencia activa del Estado, el compromiso de una dirigencia capaz de salir de una cultura individualista encerrada en sus intereses, para abrirse a las exigencias de la solidaridad y el bien común", afirmó y advirtió: "la pobreza no es solo un tema económico, es también un tema moral y cultural".
Mons. Arancedo consideró que "esta deuda social reclama caminos que permitan cubrir tanto las necesidades básicas como la creación de trabajos dignos que, junto a la educación y capacitación, eleve y aliente proyectos de vida, de modo especial en los jóvenes".
"Conocemos la realidad de la pobreza y las dificultades en las que viven muchos hermanos nuestros. Sabemos que la situación social sigue siendo difícil, incluido especialmente el flagelo del narcotráfico con su secuela de destrucción y muerte", aseguró.
El Prelado pidió dar gracias a Dios por tantos "momentos fuertes y fecundos" vividos en este Año de la Misericordia, y citó entre otros la celebración del XI Congreso Eucarístico Nacional en Tucumán, al que consideró "una fiesta de fe eucarística y comunión eclesial", la beatificación de Mama Antula y la canonización del Cura Brochero, ya nombrado patrono del clero argentino.
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— ACI Prensa (@aciprensa) November 7, 2016
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