El Purpurado hizo este llamado desde la Catedral de Lima, a la que asistió el Presidente Pedro Pablo Kuczynski, junto con ministros de Estado y otras autoridades.
“El Perú es nuestra casa, el lugar en que Dios quiso que naciéramos”, afirmó el Arzobispo. Sin embargo, advirtió que “nos hallamos en un momento crucial, en que se impone la más sincera y valerosa revisión de valores que forman parte de nuestro tesoro como nación”.
Estos son “la defensa de la vida desde su concepción, la riqueza de la familia, la moralidad pública – respetando los horarios de televisión para menores -, la seguridad ciudadana, el respeto a la intimidad, entre otros”. “En la defensa de esos valores no debe haber quebrantamientos”, afirmó.
Para ello, recordó las palabras del intelectual peruano, católico y humanista Víctor Andrés Belaunde, quien señaló que “una nación está basada en la comunidad de ciertos valores espirituales que son el sustento de la moralidad individual y colectiva. El Estado, en su función educadora, tiene el deber de inculcar en los alumnos aquellos valores esenciales y formarlos en las disciplinas éticas que de ellos se deriven”, pero “no puede crear ni elegir a su arbitrio una concepción de la vida”.
“Importaría tal atribución del Estado la más oprobiosa de las tiranías, aunque se realizara bajo la apariencia de formas democráticas. La eficiencia de la labor del Estado en el terreno práctico de la educación y de la instrucción, está condicionada a su inspiración en los principios e ideales que informan el ambiente espiritual de la nación”, escribió el intelectual en su obra “Peruanidad”.
En ese sentido, el Arzobispo señaló ante las autoridades nacionales que “la sociedad y el Estado no pueden estar sujetos a la tiranía de un pensamiento único ajeno al sentido cristiano de la vida, por el arbitrio de quienes, lejanos de sentir de nuestro pueblo, quieren imponernos ideologías de moda pasajera que se arropan en forma pseudo democráticas”.
“No perdamos más tiempo en discusiones ideológicas de unos pocos, que no interesan al pueblo y generan divisiones innecesarias”, exhortó.
Rechazar la corrupción
En su homilía, el Purpurado también aseguró que “los peruanos rechazamos la corrupción que convive tercamente en los distintos niveles de nuestra sociedad”.
Sin embargo, afirmó que los peruanos “no queremos una justicia mediática que adelante sentencias a su antojo, ni con el uso abusivo y tantas veces grosero de las ‘redes’ para envenenar y despreciar la honra de las personas”.
“¡Elevemos nuestra autoestima! Seamos claros: No es verdad que todos están corrompidos y que nada tiene arreglo. Ese tesoro que se llama ‘Perú’ reclama un mayor amor de todos, dejando de lado pequeñeces, rivalidades y celos. ¡Hagamos una reconciliación de verdad, pensando en nuestra Patria y nuestro futuro!”, alentó.
El Cardenal también recordó las raíces católicas del país de cara al Bicentenario de la Independencia que se cumplirá en 2021. “No olvidemos que desde hace siglos el ejemplo de nuestros santos peruanos dieron forma a nuestra sociedad, iluminando con sus vidas el amor y servicio a los más necesitados”, como San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima -de quien en agosto se conmemorarán los 400 años de su muerte-, y Santo Toribio de Mogrovejo, “que supo respetar con firmeza los fueros de la Iglesia, frente a aquellos propios la autoridad civil”.
Finalmente, tras defender el derecho de la población a una educación y salud de calidad, el Arzobispo aseguró que la visita del Papa Francisco en enero de 2018 será “una ocasión muy buena para caminar ‘unidos por la esperanza’. Recemos por él. Que Dios los bendiga. ¡Felices Fiestas Patrias!”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de julio de 2017
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