En su carta dirigida al Obispo de Viedma, Mons. Esteban María, el Santo Padre destacó que “la juventud sabe responder con generosidad cuando se le presenta a Cristo con un testimonio de vida auténtico y veraz, como el de Ceferino”.
Por eso, expresó su deseo de que “ojalá muchos jóvenes hoy encuentren en Jesús el amor de sus vidas y el impulso para entregarse a los demás”.
El Santo Padre refirió en el mensaje que le hace “mucho bien pensar en el deseo que Ceferino tenía de ser sacerdote para servir a su pueblo”.
“Así debe de ser. El sacerdote siempre identificado con su pueblo, de tal manera que su tiempo, su vida, su persona, sean para sus hermanos”, sostuvo.
El Pontífice agradeció por hacerlo partícipe de la fiesta que este año reunió a unos 70 mil peregrinos en el santuario de Chimpay dedicado al beato mapuche.
En su carta, el Papa expresó que “recuerdo bien el día de la beatificación, hace ya 10 años. Me quedó grabada aquella multitud de personas venida de distintas partes”.
Al despedirse, el Santo Padre extendió su bendición a los peregrinos y pidió “por favor, no dejen de rezar por mí”.
Ceferino Namuncurá nació en Chimpay en 1886 y en su corta vida se destacó por su labor misionera como hermano salesiano. Murió a los 19 años en Italia por tuberculosis.
Fue declarado beato en 2007 por el Papa Benedicto XVI.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 31 de agosto de 2017
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