“Para en todo amar y servir, apostemos por los ejercicios espirituales”, exhorta Mons. Munilla, que los define como “un itinerario luminoso para vivir nuestra existencia en permanente estado de conversión, más allá de nuestras miserias, en la esperanza de que el Espíritu Santo coronará la obra buena que comenzó en nosotros”.
El Prelado, destaca que se trata “de un tesoro que ha sido encarecidamente recomendado por el magisterio de muchos Papas” con el que San Ignacio “nos ha mostrado cómo conocer y amar al Padre y cómo vivir nuestra condición de hijos de Dios”.
En definitiva, los ejercicios espirituales son “un cauce seguro para perseverar en el camino emprendido en el bautismo”.
De hecho, el Obispo de Orihuela-Alicante pide “que nos pongamos todos en camino, con la mano fuertemente asida en el arado” para “crear un nuevo estilo de vida en el que la contemplación, la meditación, el discernimiento y el sentir con la Iglesia formen parte de nuestra vida cotidiana y nos acompañen a lo largo de toda la vida”.
Mons. Munilla destaca que los ejercicios espirituales de San Ignacio “difieren mucho de otros métodos autorreferenciales que proliferan en nuestros días” ya que “no buscan como fin último el sentirse bien, sino ser ofrenda de amor para el mundo (...) de forma que en todo busquemos amar y servir, para mayor gloria de Dios”.
El prelado recomienda realizar los ejercicios a sacerdotes, consagrados, laicos y comunidades pastorales.
En el caso de los presbíteros, Mons. Munilla apela en especial “a ti, hermano sacerdote, que como Marta tienes el peligro de estar ocupado en las cosas de Dios, pero sin la debida relación personal con nuestro Señor Jesucristo”.
A los consagrados, les recuerda que los ejercicios espirituales son “un instrumento privilegiado para renovar su relación esponsal con Jesucristo” y que “a veces es necesario acudir al desierto para poder escuchar las palabras del esposo con quien convivimos habitualmente”.
Respecto de los laicos, Mons. Munilla valora los retiros de impacto inicial como “un gran kairós -tiempo de gracia- para la Iglesia”, pero advierte de la necesidad de que estas experiencias fuertes de encuentro con Cristo sean acompañadas con los ejercicios espirituales “como gran ayuda para su consolidación y para iluminar todos los discernimientos necesarios” tras una primera conversión.
El Prelado invita también a las comunidades parroquiales a ofrecer los ejercicios espirituales ignacianos para salir al paso “del peligro de que la vida pastoral parroquial quede circunscrita a una serie de ‘servicios’”.
“Ante el riesgo de que algunos fieles puedan tener tan solo una experiencia superficial de Dios, la integración de los Ejercicios Espirituales en la vida parroquial ofrecerá el espacio adecuado para el encuentro de conversión”, incide el Obispo de Orihuela-Alicante.
Formación sobre los ejercicios espiritualesLógicamente, para que haya ejercitantes, es necesaria la formación de personas que estén dispuestas a poder acompañar en este camino, lo que exige “profundizar en su espiritualidad”.
Para ello, Mons. Munilla ha puesto en marcha dos instrumentos de formación. Uno de ellos será presencial a través de la Cátedra de Espiritualidad San Juan de ávila del Instituto Teológico Cor Christi de Alicante, donde se impartirá un curso de capacitación sobre “Dirección espiritual y Ejercicios Espirituales”.
El otro, será la emisión de una serie de vídeos formativos en un tono más divulgativo a través del canal de Youtube de la diócesis.
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