Ciudad del Vaticano, 15 julio 2013 (VIS).- En su primer Ángelus dominical en Castel Gandolfo, el Papa salió a mediodía a la Plaza de la Libertad para rezar con los fieles allí reunidos. Francisco comentó la parábola del buen samaritano del evangelio de San Lucas, diciendo que "Dios quiere siempre la misericordia y no la condena para todos. Él quiere la misericordia del corazón, porque Él es misericordioso y entiende bien nuestras miserias, nuestras dificultades e incluso nuestros pecados. ¡Nos da a todos este corazón misericordioso!. El samaritano -ha continuado- hace exactamente esto: imita la misericordia de Dios, la misericordia hacia los necesitados".
El Papa recordó a San Camilo de Lelis, fundador de la orden hospitalaria dedicada a los enfermos, patrón de los enfermos y de los profesionales sanitarios, como "un hombre que ha vivido plenamente el evangelio del buen samaritano". El Santo Padre saludó a los hijos e hijas espirituales de san Camilo, a quien les pidió ser buenos samaritanos, y a los médicos, enfermeras y a todos los trabajadores de los hospitales, deseándoles ser guiados por el mismo espíritu.
"Todos somos jóvenes de corazón". Con estas palabras, al terminar el rezo mariano, el Pontífice encomendó a la intercesión de la Virgen a todos los peregrinos que se reunirán con él en Brasil para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. "Que Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil, guíe los pasos de los participantes, y abra sus corazones para aceptar la misión que Cristo les dará".
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