Ciclo A, Textos: Zac 9, 9-10; Rom 8, 9.11-13; Mt 11, 25-30
Brasilia, 01 de julio de 2014 (Zenit.org) Antonio Rivero | 0 hits
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).
Idea principal: Todos, quien más quien menos, experimentamos el cansancio en nuestra vida, con sus diversas formas.
Resumen del mensaje: ¿Dónde está la fuente de nuestro descanso y paz? Dios nos responde hoy en las lecturas. Camino para el descanso interior del alma es acudir a Cristo con humildad (primera lectura y evangelio). Camino que nos destruye la paz es el desorden egoísta (segunda lectura).
Puntos de la idea principal:
En primer lugar , veamos los distintos cansancios que sufrimos todos. Está el cansancio físico, propio de nuestro desgaste por el trabajo manual, profesional y ministerial: se cansa el obrero, la madre de familia haciendo las faenas de casa, el profesor dando sus clases, el médico y el enfermero en el hospital, el empresario y el sacerdote, el comunicador y el deportista. Está el cansancio psicológico y afectivo, provocado por personas que nos rodean, tal vez en nuestra propia casa, y que no están de acuerdo con nosotros, que no comparten la misma fe y amor, que nos son hostiles o indiferentes; este cansancio nos agobia y gasta nuestras energías. Está el cansancio espiritual, permitido por Dios para probar nuestra fe, esperanza y caridad; cuántas veces sentimos cansancio en la fe y en la esperanza. Está el cansancio moral de quien lleva a cuestas su conciencia pesada y no logra deshacerse de sus culpas y pecados.
En segundo lugar , ¿qué hacer con nuestros cansancios? Dios te diría que acudas a su Hijo Jesús que hoy te ha dicho: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados por la carga, y Yo os daré descanso”. Te espera en la Eucaristía para fortalecer tus fuerzas espirituales. Te espera en la confesión para reponer tus fuerzas rotas. Te espera en la lectura de los santos evangelios para animarte y consolarte. San Pablo te diría hoy en la segunda lectura: “No viváis conforme al desorden egoísta, sino conforme al Espíritu”, es decir, vive una vida honesta y honrada siguiendo los diez mandamientos. El profeta Zacarías también tiene un consejo para tu paz y descanso interior: “Vive en la humildad”, pues no hay vicio que más destruya la paz que la soberbia. Si fuéramos un poco más sencillos, no amantes de grandezas, si tuviéramos “ojos de niño” y un corazón más humilde, tendríamos mayor armonía interior, una paz más serena en nuestras relaciones con los demás, una sabiduría más profunda y una fe más estimulante y activa. Seríamos más felices y encontraríamos paz y descanso en Cristo Jesús.
Finalmente, Dios hoy también nos compromete a ayudar a nuestros hermanos, a ser cireneos, pues muchos de ellos sufren cansancios más duros que los nuestros. Date tiempo y diálogo con esos que están en la cuneta con cansancio del alma y del corazón. Acércate a ellos para ayudarles a llevar ese fardo pesado, como hace Cristo con nosotros. Y sobre todo, no eches en las espaldas de los otros tus sacos de disgustos y reclamos, tus rebeldías y enojos. Al contrario, pon tu espalda para que otros te carguen sus penas y dolores.
Para reflexionar: ¿Cuáles son mis cansancios? ¿Qué hago ante mis cansancios? ¿Ayudo a mis hermanos para aliviar sus cansancios o les hundo más en ellos? Medita en esta frase de san Gregorio Magno sobre el evangelio de hoy: “Es un yugo áspero y una dura esclavitud el estar sometido a las cosas temporales, el ambicionar las terrenales, el retener las que mueren, el querer estar siempre en lo que es inestable, el apetecer lo que es pasajero, y el no querer pasar con lo que pasa. Porque mientras desaparecen a pesar de nuestros deseos todas estas cosas que por la ansiedad de poseerlas afligían nuestra alma, nos atormentan después por miedo de perderlas”.
Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org
(01 de julio de 2014) © Innovative Media Inc.
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