Dicho de formas distintas por los medios de comunicación, la idea es la misma. Los dirigentes del PP asumen que el electorado lo percibe como muy de derechas y por tanto se impone una rectificación. Ahora será más social, más templado. Bien está si tal cosa significa que sus medidas tendrán más en cuenta el bien común que el bien de unos cuantos, aunque con medidas como “el impuesto al sol”, del que trataba en mi anterior post, tal propósito parece irrealizable.
Quizás interpretando que sigue esta consigna, la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid, con la ayuda de Ciudadanos, ha colgado en el balcón del Gobierno de la capital una inmensa enseña del movimiento político homosexual. De esta manera, los madrileños tienen ya dos distintivos de su ciudad, y eso resulta más plural, aunque muchos discrepen. Es la pluralidad de unos cuantos.
Si por centrarse se entiende acometer esta tarea de integrarse en la ideología de género, hay que decir que no deben esforzarse, porque es un camino que ya han recorrido. ¿Acaso no es el Gobierno del PP el que ha mantenido toda la legislación de Zapatero, incluso en materia de aborto, a pesar de su compromiso electoral de modificarlo? No, la rectificación del PP no va por donde señala la presidenta Cifuentes, eso en realidad es más de lo mismo y les enajena todo un sector del electorado. “Centrarse” significa otra cosa. Representa dejar de ser un remiendo zapateril en la concepción antropológica, en todo aquello que es humano y significa una enmienda profunda a lo que es.
En un artículo que hay que leer de Antonio-Carlos Pereira Menaut, “Catolicismo español del siglo XXI: ¿De religión oficial a contracultura, pasando por complemento cultural?”, publicado en Nueva Revista, extrajo esta definición referida al PP: “Y cada día aparece más como ahora es, inmoderado capitalismo financiero, duras condiciones laborales, autoritarismo político, nueva vuelta de tuerca al código penal -antes garantista, hoy punitivo-, y siempre nuevas libertades sexuales”. Esto es el PP hoy y “centrarse” quiere decir dejar de ser todo esto. No parece que este sea el camino, más bien lo entienden en términos de aplicar un impuesto demoledor al autoconsumo eléctrico, y envolverse como protección con la bandera del arco iris. Seguir de proyecto de los grandes, acongojar a los de en medio, y olvidarse de quienes apenas tienen nada. Puestas así las cosas, ¿por qué iba a votarlo su electorado católico?, ¿por miedo a los demás? El miedo solo destruye a quienes lo sienten.
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