“No hubo pruebas, pues las personas (que lo acusaron) no se presentaron tampoco en el proceso canónico. Por lo tanto, lo único que se estaba esperando era la resolución del juez en lo civil para que también al proceso canónico se le pueda dar un fin”, explicó a ACI Prensa Marco Luna, apoderado legal de la Arquidiócesis de San Luis Potosí.
Sobre la familia denunciante, Luna relató que “hace un año se les mandó llamar, se les citó en el tribunal, tanto para poder formalizar el proceso canónico, como para ofrecerles la ayuda necesaria que ellos requirieron”. Sin embargo, precisó el representante arquidiocesano, “la familia se cambió de domicilio y nosotros ya no tuvimos la posibilidad de localizarlos”.
“Extraoficialmente sabemos que ellos presentaron una carta, aproximadamente hace quince días, al juzgado donde se estaba llevando a cabo el proceso judicial. En ella decían que ya no querían saber nada”, añadió.
El P. Guillermo Gil, tras salir del penal fue recibido por sus familiares y con el permiso de su Obispo ahora se encuentra descansando con su madre y sus hermanas, quienes también pasaron momentos muy difíciles por esta situación.
Más adelante el sacerdote se irá de retiro para luego ser reubicado en algún servicio pastoral.
A título personal, Marco Luna afirmó que “tanto en el caso del P. Guillermo Gil y del P. José de Jesús Cruz, desde un principio no había certeza, no había probabilidades de que fueran ciertas las acusaciones. Sin embargo los aprehendieron y estuvieron en esa circunstancia casi un año”.
“La sentencia nos da la razón de lo que desde un principio creíamos acerca de ellos y por lo tanto (al ser inocentes) la Iglesia no tiene ningún reparo en reinstalarlos y que vuelvan a ejercer su ministerio”, aseguró.
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