Seis mártires de la guerra civil española nacieron un 28 de junio: un claretiano navarro, un carmelita leonés, un marista turolense, un hospitalario barcelonés, una carmelita de la Caridad burgalesa y un empresario de cerámica valenciano.
Antonio Lasa Vidaurreta, de 23 años y natural de Loizu (Navarra), fue uno de los 14 estudiantes claretianos asesinados el 28 de julio de 1936 en Fernán Caballero (Ciudad Real) y beatificados en 2013 (ver artículo del 19 de febrero).
Predicó a las mártires de Guadalajara y regresó a Toledo el 19 de julio
El padre Nazario (del Sagrado Corazón) del Valle González, de 35 años y natural de Castilfalé (León), era viceprior del convento de carmelitas descalzos de Toledo, y fue uno de los siete religiosos de ese convento asesinados el 31 de julio de 1936 (ver artículo del 22 de febrero) y beatificados en 2007. Octavo de once hermanos, se ordenó sacerdote en 1923 y marchó a Cuba en 1926, pero regresó enfermo en 1929. Siendo prior de San Benito en Valladolid, se hizo famoso por sus sermones. Regresó a Toledo -donde era subprior y maestro de estudiantes- el 19 de julio de 1936, después de predicar la novena de la Virgen del Carmen en el convento de las mártires de Guadalajara. Desde el día 22 estuvo refugiado en casa de González Orúe, donde había casi 40 personas. Una de ellas recuerda que les animó “a recibir lo que viniera como venido de la mano de Dios, porque la vida no vale nada”. Tras una denuncia y un conato de registro, los religiosos pasaron a una casa contigua, sin salir a la calle, aprovechando ese momento el padre para dar la absolución a los estudiantes y a otras personas. A las 11 de la mañana del 31, “un tal Rossel” se presentó con un piquete de milicianos para pedir las llaves del piso donde habían sido trasladados los religiosos. Los apresaron y a culatazos y empujones los sacaron a la calle. Discutían sobre dónde ejecutarles, hasta que alguien gritó: “¡A los cobertizos, a los cobertizos!”. Pero su impaciencia les impidió llegar al lugar indicado. Los colocaron a lo largo de la fachada entre el costado de la iglesia y la puerta del huerto del convento. El padre Nazario murió gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
José Mulet Velilla (hermano José Teófilo), marista de 19 años y natural de Mazaleón (Teruel), fue asesinado el 1 de agosto de 1936 y beatificado en 2013, junto con otro marista de la comunidad de Vic, que sufrió el 27 de julio de 1936 una inspección por parte del Comité Revolucionario, por lo que los juniores y los Hermanos que se habían colocado en las casas de los alrededores tuvieron que volver al juniorado. Durante unos días, permanecieron como en una cárcel, bajo la vigilancia directa de los milicianos. El 30 de julio, tras vaciar la cuenta bancaria de la comunidad, los milicianos llevaron a los aspirantes a la Casa de Caridad y los hermanos recibieron un salvoconducto para Barcelona. El 31 de julio los cuatro hermanos fueron detenidos y al amanecer del 1 de agosto, mataron en la Palma de Cervelló (Barcelona) a los hermanos José Teófilo y Severino. El primero había ingresado en el juniorado con 11 años y desde 1935 estaba en la comunidad de Vic para realizar su cursillo de preparación a la enseñanza. Por su parte, Severino Ruiz Hidalgo, de 28 años, tenía otros dos hermanos maristas, pero su familia le impidió hacerse novicio en Les Avellanes (Lleida) antes de terminar el servicio militar, que para él duró tres años. Del noviciado pasó a Vic también en 1935.
Patrón para hospitales militares y para los que hacen pausa para el café
Juan Antonio Burró Más, de 22 años y natural de Barcelona, era hospitalario en Ciempozuelos (Madrid), fue asesinado el 5 de noviembre de 1936 en Madrid y beatificado en 1992. Huérfano de madre, junto a un hermano suyo fue criado en el Asilo de San Juan de Dios de Barcelona. Profesó en Ciempozuelos en 1933. Hizo el servicio militar en Sanidad, en la Clínica psiquiátrica militar de Ciempozuelos, el Hospital militar de Carabanchel y el Hospital número 1 de Madrid. Sus jefes lo apreciaban por su laboriosidad, cualidades y excelente conducta, pero algunos compañeros extremistas descubrieron que era religioso y decidieron acabar con él tras el comienzo de la guerra. Él, al saberlo, manifestó no tener miedo y estar dispuesto a dar la vida por causa de la religión. Aunque solía rechazar la invitación de salir del hospital para tomar café con los compañeros, el 5 de noviembre la aceptó. Una vez fuera del hospital fue arrestado y fusilado. Murió dando vivas a Cristo Rey y a España.
Paula (de Santa Anastasia) Isla Alonso, de 73 años y oriunda de Villalaín (Burgos), era carmelita de la Caridad de la Casa de la Misericordia de Valencia, fue asesinada con otras 11 vedrunas en Paterna el 24 de noviembre de 1936 (ver artículo del aniversario) y beatificada en 2001.
Vicente Vilar David, de 47 años y natural de Manises (Valencia), era empresario de cerámica, defendió a sus trabajadores y ellos a él mientras pudieron, hasta que fue asesinado en su pueblo el 14 de febrero de 1937 (ver artículo del aniversario). Fue beatificado en 1995.
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