Por primera vez desde las primeras elecciones democráticas de la transición, el 27 de septiembre va a presentarse en Cataluña un partido, Unió Democrática de Catalunya, que se confiesa inequívocamente social cristiano. La última ocasión que un hehco parecido se produjo, fue en las elecciones constituyentes de 1979, cuando concurrió el llamado Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español, una alianza de partidos de este signo, donde junto con Unió, formaban el Partido Nacionalista Vasco, en la única ocasión que acudido a las urnas en una alianza con toda España, la Izquierda Democrática de Ruiz Jiménez, la Democracia Social Cristiana/ Federación Popular Democrática de Gil Robles, y finalmente la Unió Democrática del País Valencia, y el Partido Popular Gallego. Los partidos de Ruiz Giménez, y Gil Robles se fusionaron en la Federación Demócrata Cristiana. El resultado en general fue malo, excepto en el País Vasco donde el bien organizado PNV logro una magnífica representación, y en Cataluña donde logro dos diputados, que parecieron poco entonces, pero que en perspectiva hubiera sido un buen resultado, si se hubiera generalizado a toda España.
Ahora después de 37 años de ir con CDC, Unió afrontara unas elecciones autonómicas, muy polarizadas en torno a dos listas, la Lista Romeva , que las plantea en clave plebiscitaria, y la Lista Podemos, y sus aliados menores. Esto, el poco tiempo desde la ruptura, la escisión interna sufrida, y la multitud de opciones ( hasta siete a pesar de las dos listas “unitarias) con posibilidades de alcanzar presentación, son circunstancias muy adversas para un partido que va por primera vez después de la Guerra Civil ( fue constituido en 1931).
A pesar de ello es decisivo- al menos así lo veo- que alcance una representación parlamentaria lo más amplia posible. No se trata ahora de “ganar” sino de estar, porque estas son, a pesar de su carga dramática, unas elecciones puente.
Inmediatamente después habrá elecciones al Congreso y al Senado, y en Cataluña volverán a repetirse en un año, quizás menos. Obtener cuota parlamentaria es decisivo.
¿Porque considero tan importante que se produzca este resultado? Resumiere las razones primero, las más importantes, las, llamémosle estructurales, las ligadas a una perspectiva cristiana. La política española se ha convertido en unos de los campos más adversos, para una concepción cristiana- cultural, ni tan siquiera de fe. Ni en la muy laicista Francia se da una ausencia tan radical de interlocutores políticos, de concepción que se inspire, o al menos no se oponga a los fundamentos culturales y antropológicos del cristianismo. Primero fue el giro radical del PNV, que trasmuto de demócrata cristiano “pata negra” a partido “progre” de derechas. CDC ha seguido este mismo camino, de manera que una fuerza política que tenía en el discurso comunitario, y la componente cristiana una fuerte referencia, se convirtió en un proyecto estrictamente liberal – cosmopolita- independentista, una amalgama difícil de digerir, como lo constata su negativa evolución electoral. El PP ha perdido toda componente cristiana, y esta legislatura ha mostrado lo que en realidad es, otro partido liberal de derechas. Las nuevas formaciones siguen la misma tónica. La agenda de Ciudadanos, otro partido liberal, no tiene diferencias sensibles con la del PSOE en relación a cuestiones fundamentales para un cristiano, como lo constatan el sentido de sus votaciones en el parlamento catalán, y Podemos más sensible a determinados contenidos sociales de la doctrina social de la Iglesia, es un partido del laicismo de la exclusión religiosa, con ramalazos que resucitan conflictos de la Guerra Civil, como lo demuestran a los pocos días de llegar los nuevos Ayuntamientos de Barcelona y Madrid.
Los cristianos hemos de ser conscientes que sin interlocutores con voluntad de reasentar en la instituciones políticas, estamos condenados a la marginación social y cultural, lo que constituye una daño, más para la sociedad que para la fe cristiana, pero también con dificultades crecientes para la trasmisión y desarrollo de esta última, porque el marco de referencia será homogéneamente anti.
Necesitamos que se constata que somos lo suficientemente coherentes como para ser tenidos políticamente en cuenta, y no solo dejando de votar, sino ahora en Cataluña, votando por Unió.
No ignoro que pueden existir reservas, recelos, y desconfianzas, pero que nadie se engañe, la mejor manera de superarlas es mostrándoles que con un programa social cristiano claro, como es el caso se obtienen resultados. Y en este sentido quiero recordar un dato importante. A lo largo de estos años de alianza con CDC, las votaciones en temas clave, tanto en el Congreso de los Diputados, como en el catalán, Unió ha sido coherente con su predicado. Se le podía pedir más de su actuación en el gobierno, cierto, pero a la hora de votar no ha fallado.
También se puede pensar que existen otras razones para decidir el voto como el estar abiertamente a favor o en contra de la intendencia. Pero también bajo esta perspectiva Unió ofrece un espacio político adecuado, en el sentido que rechaza el proyecto de Mas-por esto han roto-, pero no se alinea en una posición inmovilista como Cuídanos o el PP; en otras palabras Unió constituye un partido que construye puentes en la sociedad catalana, donde todo el mundo debe ceder sin perder lo fundamental, en lugar de frentes, que creen que la victoria es el encontronazo de la testa de los carneros en celo. Y eso tiene también un profundo trasfondo cristiano, porque persigue resituar la política en aquello que tiene de bueno para todos, la confrontación respetuosa entre adversarios, que comparten el principio- que se expresa por distintos caminos- de buscar el bien común, en lugar a la dialéctica del poder autodestructivo del amigo-enemigo.
Hay que poner fin a una anomalía. La de que los cristianos se ha preocupado de temas decisivos como la familia, la escuela, la solidaridad práctica, abandonando todo contendió político, lo que ha dejado el campo libre a los que han trasformado aquellos temas en material político, en su material, y los usan de acuerdo con su visión para alcanzar el poder . Mientras los cristianos sacan el agua que entra por los agujeros de la embarcación, los otros pelean para fijar el rumbo. No seamos estúpidos.
Hay que meterse en la política, como mínimo con el voto, y esto significa, “sindicalizar” el voto, y empujar en una misma dirección, y claro esta ganar en organización en la sociedad civil para mantener la repetitividad y fuerza social de este voto, y esto en Catalunya pasa por apostar por Unió Democrática. Después ya habrá tiempo para valorar su dinámica, para ver si supera sus limitaciones, como- y esta es decisiva- superar su mentalidad de partido pequeño, de unos pocos, que preservan un legado, predicados en gran medida por el trozo que les corresponde, una forma de pensar de otra parte comprensible, después de 37 años de ser el pariente pequeño del primo Zumosol. Pero esta es una debilidad, que la libertad, el aire libre, y el ejercicio curan sobradamente, porque no lo hace, simplemente el proyecto morirá de raquitismo.
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