En su primer discurso en Estados Unidos, el Papa Francisco defendió el derecho de la libertad religiosa como especial preocupación de los católicos en el país y aseguró que irá al Encuentro Mundial de las Familias a apoyar la institución del matrimonio y la familia en “este momento crítico de la historia”.
Además, el Papa exhortó a cambiar un "sistema" que excluye a millones de personas y a "rechazar la injusticia y la discriminación". "Ese cambio requiere por nuestra parte un reconocimiento serio y responsable no solo de la clase de mundo que podemos estar dejando a nuestros hijos, sino de los millones de personas que viven bajo un sistema que los ha excluido", agregó.
La ceremonia, que fue seguida por unas 10 mil personas dentro del South Lawn de la Casa Blanca y por otras miles más en las afueras, tuvo una duración de unos 45 minutos.
Después de escuchar las palabras de bienvenida del presidente Barack Obama, el Papa Francisco agradeció la acogida y afirmó que “como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias”.
El Papa dijo que espera “escuchar y compartir muchas de las esperanzas y sueños del pueblo norteamericano”, al tiempo que detalló sus expectativas para los principales actos de su programa.
Sobre su visita al Congreso dijo que espera “como un hermano de este país, transmitir palabras de aliento a los encargados de dirigir el futuro político de la nación en fidelidad a sus principios fundacionales”.
El Papa dijo que “los católicos estadounidenses, junto con sus conciudadanos, están comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente tolerante e incluyente, en la que se salvaguarden los derechos de las personas y las comunidades, y se rechace toda forma de discriminación injusta”.
Explicó que a los católicos les preocupa “que los esfuerzos por construir una sociedad justa y sabiamente ordenada respeten sus más profundas inquietudes y su derecho a la libertad religiosa. Libertad, que sigue siendo una de las riquezas más preciadas de este país”.
“Todos estamos llamados a estar vigilantes, como buenos ciudadanos, para preservar y defender esa libertad de todo lo que pudiera ponerla en peligro o comprometerla”, dijo el Papa.
El pontífice también se refirió a la importancia del cuidado de la creación, de la “casa común”, tema de su última encíclica Laudato Sí’, resaltando además la importancia de cuidar de los más frágiles.
“Nuestra casa común ha formado parte de este grupo de excluidos, que clama al cielo y afecta fuertemente a nuestros hogares, nuestras ciudades y nuestras sociedades. Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King, podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo”.
El Pontífice pidió a “hombres y mujeres de buena voluntad de esta gran nación” apoyar “las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo”.
“Señor Presidente, una vez más, le agradezco su acogida, y tengo puestas grandes esperanzas en estos días en su País. ¡Que Dios bendiga a América!”, concluyó.
La bienvenida de Obama
Tras los himnos del Vaticano y el de Estados Unidos, Obama dirigió unas palabras y afirmó ante el Santo Padre que “su mensaje de amor y esperanza ha inspirado a muchos en nuestro pueblo, así que le doy la bienvenida a Estados Unidos de América”.
Obama agradeció luego la gran labor que realiza la Iglesia Católica en Estados Unidos: “He visto de primera mano cómo comunidades católicas, curas, monjas, alimentan a los hambrientos, curan a los enfermos, educan a nuestros hijos y fortalecen la fe de tantos”.
El mandatario también se refirió a los conflictos en el mundo, la libertad religiosa y la persecución de los cristianos que son asesinados. “Estamos con usted en la defensa de la libertad religiosa sabiendo que la gente debe vivir su fe en libertad y sin intimidación”, declaró.
Tras recordar la importancia del cuidado del planeta y de expresar su agradecimiento por la medicación pontificia para el acercamiento con Cuba, Obama dijo al Papa: “Que nuestra generación preste atención a su llamada”.
Luego saludaron desde el balcón de la Casa Blanca y recorrieron los jardines de la residencia. Más tarde se reunieron en la grandeza del Despacho Oval para avanzar en causas afines a ambos. El encuentro es seguido por un país fascinado por Francisco, un hombre humilde que rejuvenece el catolicismo estadounidense al tiempo que altera los ánimos de sus conservadores.
Francisco canonizó al fraile Junípero Serra
El Papa Francisco proclamó también nuevo santo de la Iglesia católica al franciscano español Junípero Serra, fraile del siglo XVIII, fundador de las primeras misiones de California, en una ceremonia en Washington.
El pontífice pronunció en latín la fórmula de canonización y pidió que sea incluido en los libros de los santos de la Iglesia católica al comienzo de un acto en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de la capital estadounidense.
El acto formal comenzó con la petición al Papa por parte del cardenal estadounidense Donald William Wuerl para que el pontífice proclamara la santidad de Junípero Serra, beatificado por Juan Pablo II el 28 de septiembre de 1988.
Posteriormente se procedió a la lectura de la biografía de Serra y a continuación se pronunció la Letanía de los Santos, la oración en la que se pide la intercesión de todos los santos.
El Papa pronunció luego la fórmula: "En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santo a Junípero Serra".
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