“Me gustaría romper el silencio que estos días he mantenido para no alimentar una controversia política que, de rebote, hiciera mayor la herida que ha producido a miles de barceloneses el hecho de que se programara en un acto público, organizado por el consistorio, la lectura de un poema que parafrasea con poca fortuna la plegaria central de los católicos”, ha asegurado el Arzobispo de Barcelona.
Mons. Omella asegura que “el Padrenuestro es la plegaria de los sencillos, de aquellos que ponen su corazón confiado en el Padre en el Cielo. Es la plegaria de los limpios de corazón, de los que buscan la justicia, de los que aceptan las propias limitaciones y depositan sus esperanzas con una dependencia amorosa del Dios que nos ama”.
Recordó que “ante los hechos ocurridos estos días ya manifesté que ‘a veces callar es la mejor respuesta’, el mismo silencio que Jesús manifestó ante el Sanedrín. Responder a la provocación con el silencio es una forma de tomar distancia delante del despropósito”.
“Tomada esta distancia, hay que recordar que el respeto por la libertad de expresión y creación es un valor incontrovertible de nuestra sociedad, reconocido en el artículo 20 de la Constitución”, aseguró el Arzobispo.
“Ahora bien, ética y moralmente puede ser cuestionable el hecho de que una obra artística que resulta ofensiva para un colectivo de personas sea incluida en el programa de un acto oficial organizado por un Consistorio que representa a todo el mundo”, precisa.
En ese sentido, recordó que la defensa de la libertad de expresión “tiene que ser compatible con el respeto por la fe religiosa de las personas” y destacó que “ahora más que nunca, la libertad religiosa es un aspecto fundamental que pulsa el grado de civilización de nuestras sociedades plurales. La Iglesia no es ni quiere ser un agente político pero tiene un profundo interés por el bien de la comunidad política, cuya alma es la justicia”.
“La Iglesia sigue ofreciendo a la sociedad, con generosidad y constancia, el compromiso por el bien común que, cuando está inspirado en el testimonio de la caridad, tiene un valor superior al compromiso meramente secular y político”, insistió y pidió que los políticos “preserven la libertad religiosa como un activo que nos pertenece a todos y que nos corresponde a todos preservar”.
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