(ZENIT – Roma).- Caritas Internationalis y el departamento de Servicio de la Federación Luterana Mundial (FLM) firmaron esta semana en Suecia, durante la visita del papa Francisco, una Declaración de Intenciones con el objetivo de fortalecer la colaboración de las dos organizaciones.La iniciativa, explica a ZENIT Michel Roy, director de Caritas Internationalis, nació de ambas partes. Por un lado de la FLM y del Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos por otro.
Asimismo, señala que los luteranos tienen un servicio llamado “Mundo” que podría ser similar en el servicio al del dicasterio vaticano “Justicia y Paz”. Pero este servicio de los luteranos es más operacional, trabajan en el “campo”, en 34 países, mayormente en campos de refugiados. Y el trabajo común entre ambos viene de atrás, incluso en los años cincuenta, cuenta Roy.
En documento “Del conflicto a la comunión”, realizado por la FLM y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, tiene cinco imperativos y el quinto es “trabajar juntos”. En este punto se enmarca esta iniciativa, “como testimonio de nuestra fe común”. Para incrementar este imperativo –precisa Roy — han pensado que Caritas sería la buena contraparte.
“Hemos discutido, junto con el Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos, el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, Cor Unum y Secretaría de Estado, para decidir cómo ir adelante en esto”, indica. Durante seis meses discutieron el contenido de esta Declaración de Intenciones.
Michel Roy añade que “para nosotros es también un impulso para que las comunidades luteranas y las comunidades católicas puedan actuar juntas, de una manera concreta para dar un testimonio de la unidad, la comunión”.
Este proyecto, nos asegura, tiene varios tipos de frutos. El hecho de “trabajar juntos” indica que “podemos hacer más”, “lo hacemos con una visión compartida” y “damos un testimonio como cristianos”.
Por otro lado, Roy reconoce que si a nivel internacional “ambos nos ponemos juntos para ir adelante, se unirán más”. Tal y como indica, ya existen espacios de reflexión y colaboración con otras organizaciones confesionales cristianas o de otra fe. Pero “yo veo que nuestras dos organizaciones pueden crear una corriente, un movimiento más fuerte que lo hay hoy”, indica.
Estoy seguro — afirma Michel Roy– de que la sociedad, especialmente los más pobres, necesitan testimonio de este tipo para sentirse alentados y cuestionados, para salir de la indiferencia, para inspirar y humanizar. Una indiferencia debida a que “falta la dimensión espiritual en la sociedad”, asegura Roy.
Al respecto, explica que las ONG pueden trabajar muy bien y ser muy profesionales, pero frente a una catástrofe, las víctimas no buscan solo comida, buscan más. Por eso, precisa que las organizaciones confesionales “podemos responder a esta necesidad”.
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