Óscar y su hija Valeria fallecieron este domingo 23 de junio al intentar cruzar desde la zona de Matamoros (México), a Brownsville (Estados Unidos). Ambos fueron arrastrados por la corriente del Río Bravo y sus cuerpos fueron encontrados en la orilla, varios kilómetros más allá.
Ambos habían salido de El Salvador en abril junto a la madre de la niña, Tania, con la esperanza de un futuro mejor en Estados Unidos.
En un comunicado conjunto, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Cardenal Daniel DiNardo, y el presidente del Comité de Migración de la USCCB, Mons. Joe Vásquez, se unieron al Papa Francisco en su “inmensa tristeza” por las imágenes de padre e hijas ahogados al intentar llegar al país norteamericano.
“Esta imagen clama al cielo por justicia. Esta imagen silencia la política. ¿Quién puede ver esta imagen y no ver los resultados de los fracasos de todos nosotros para encontrar una solución humana y justa a la crisis de inmigración?”, cuestionaron.
“Lamentablemente, esta imagen muestra la difícil situación diaria de nuestros hermanos y hermanas. No solo su grito llega al cielo. Nos alcanza. Y ahora debe llegar a nuestro gobierno federal”.
De acuerdo a la prensa local, en el último fin de semana alrededor de diez migrantes fallecieron en situaciones similares al tratar de cruzar la frontera de México con Estados Unidos. Al menos tres de los muertos serían menores de edad.
Las autoridades fronterizas estadounidenses estiman que en 2018 alrededor de 283 migrantes fallecieron en su intento de llegar a este país.
Los obispos estadounidenses aseguraron en su comunicado que “todas las personas, sin importar su país de origen o estatus legal, están hechas a la imagen de Dios y deben ser tratadas con dignidad y respeto”.
“Informes recientes de superpoblación y condiciones insalubres son terribles e inaceptables para cualquier persona bajo la custodia de Estados Unidos, y particularmente para los niños, quienes son especialmente vulnerables. Tales condiciones no deben ser utilizadas como herramientas de disuasión”, señalaron.
Los obispos subrayaron que “podemos y debemos seguir siendo un país que da la bienvenida y brinda refugio a los niños y las familias que huyen de la violencia y persecución”.
La USCCB alentó al Congreso de Estados Unidos a “proporcionar fondos adicionales para atender las necesidades de los niños bajo custodia federal. Su proyecto de ley de asignaciones suplementarias también debería aumentar las protecciones para los niños inmigrantes, incluidos los estándares elevados y la supervisión de las instalaciones fronterizas”.
“Es posible y necesario cuidar la seguridad de los niños migrantes y la seguridad de nuestros ciudadanos. Al dejar de lado los intereses partidistas, una nación tan grande como la nuestra puede hacer ambas cosas”, expresaron los obispos.
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