Aunque no es oficial se manejan como posibles fechas para la canonización el 24 de noviembre, al concluir el Año de la Fe o el 8 de diciembre fiesta de la Inmaculada Concepción.
La noticia ha llenado de júbilo a los devotos del “Papa amado” en todo el mundo, quienes aún tienen presente su emotivo funeral, en abril de 2005, cuando más de 300 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro y vías adyacentes, en Roma, pedían a gritos que fuera declarado “Santo súbito”.
Atendiendo a este clamor, el Papa Emérito Benedicto XVI, dio su visto bueno para iniciar el proceso de canonización de Karol Wojtyla inmediatamente después de su muerte y no esperar cinco años como establece el Código de Derecho Canónigo.
Gracias a ello, la canonización del “Papa peregrino” ha sido una de las más rápidas en los tiempos modernos, logrando su beatificación el 1 de mayo de 2011, tras seis años de su partida a la casa del Padre, después de ser aprobado el milagro de la curación inexplicable de la monja francesa Marie Simón Pierre, quien padecía mal de Parkinson.
Faltaba un segundo milagro para que Juan Pablo II alcanzara la santidad y este ocurrió el mismo día de su beatificación. Por su intercesión la costarricense Floribeth Mora, de 50 años, se curó de forma inexplicable para la ciencia de un aneurisma cerebral, lo que hizo que su familia recuperara la fe que había perdido, por lo que se considera un “doble milagro”.
Floribeth relató a la prensa que ese día vio la ceremonia de beatificación desde su cama “con profunda devoción”. “A la mañana siguiente me desperté y escuché una voz que me decía: ¡Levántate. No tengas miedo! Y yo dije: Sí Señor. Desde ese día, me paré de esa cama, estoy bien y estoy aquí. El Señor me vio con ojos de misericordia y por intercesión de Juan Pablo II miró a esta mujer indigna y me sanó”, narró emocionada.
En el caso de Juan XXIII, el Papa Francisco aprobó la propuesta de los Obispos y Cardenales de la Congregación para la Causa de los Santos para que, tomando en cuenta su “fama de santidad”, no fuera necesario un segundo milagro para elevarlo a los altares.
Angelo Giuseppe Roncalli, quien convocó al Concilio Vaticano II, fue beatificado en el jubileo del año 2000 por el Papa Juan Pablo II, al comprobarse el milagro ocurrido por su intercesión a la religiosa italiana sor Caterina Capitani, quien padecía una enfermedad estomacal por la que peligraba su vida. La monja colocó una fotografía de Juan XXIII en su vientre y le rezó pidiendo su intercesión para curarse.
“Juan XXIII es el Papa bueno, padre de todos, católicos y no. Él abrazaba a la humanidad y la bendecía. Juan Pablo II es el Papa que en su centenar de viajes ha visitado al mundo entero, haciéndose mensajero de paz y promotor de la vida, de la fraternidad entre pueblos, de la acogida generosa de los necesitados”, dijo el Card. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, al explicar el significado de la decisión del Papa Francisco de elevarlos a los altares al mismo tiempo.
La noticia ha llenado de júbilo a los devotos del “Papa amado” en todo el mundo, quienes aún tienen presente su emotivo funeral, en abril de 2005, cuando más de 300 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro y vías adyacentes, en Roma, pedían a gritos que fuera declarado “Santo súbito”.
Atendiendo a este clamor, el Papa Emérito Benedicto XVI, dio su visto bueno para iniciar el proceso de canonización de Karol Wojtyla inmediatamente después de su muerte y no esperar cinco años como establece el Código de Derecho Canónigo.
Gracias a ello, la canonización del “Papa peregrino” ha sido una de las más rápidas en los tiempos modernos, logrando su beatificación el 1 de mayo de 2011, tras seis años de su partida a la casa del Padre, después de ser aprobado el milagro de la curación inexplicable de la monja francesa Marie Simón Pierre, quien padecía mal de Parkinson.
Faltaba un segundo milagro para que Juan Pablo II alcanzara la santidad y este ocurrió el mismo día de su beatificación. Por su intercesión la costarricense Floribeth Mora, de 50 años, se curó de forma inexplicable para la ciencia de un aneurisma cerebral, lo que hizo que su familia recuperara la fe que había perdido, por lo que se considera un “doble milagro”.
Floribeth relató a la prensa que ese día vio la ceremonia de beatificación desde su cama “con profunda devoción”. “A la mañana siguiente me desperté y escuché una voz que me decía: ¡Levántate. No tengas miedo! Y yo dije: Sí Señor. Desde ese día, me paré de esa cama, estoy bien y estoy aquí. El Señor me vio con ojos de misericordia y por intercesión de Juan Pablo II miró a esta mujer indigna y me sanó”, narró emocionada.
En el caso de Juan XXIII, el Papa Francisco aprobó la propuesta de los Obispos y Cardenales de la Congregación para la Causa de los Santos para que, tomando en cuenta su “fama de santidad”, no fuera necesario un segundo milagro para elevarlo a los altares.
Angelo Giuseppe Roncalli, quien convocó al Concilio Vaticano II, fue beatificado en el jubileo del año 2000 por el Papa Juan Pablo II, al comprobarse el milagro ocurrido por su intercesión a la religiosa italiana sor Caterina Capitani, quien padecía una enfermedad estomacal por la que peligraba su vida. La monja colocó una fotografía de Juan XXIII en su vientre y le rezó pidiendo su intercesión para curarse.
“Juan XXIII es el Papa bueno, padre de todos, católicos y no. Él abrazaba a la humanidad y la bendecía. Juan Pablo II es el Papa que en su centenar de viajes ha visitado al mundo entero, haciéndose mensajero de paz y promotor de la vida, de la fraternidad entre pueblos, de la acogida generosa de los necesitados”, dijo el Card. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, al explicar el significado de la decisión del Papa Francisco de elevarlos a los altares al mismo tiempo.
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