El patriarca Sako ha podido reunirse con los cristianos de cuarenta pueblos durante los días de su reciente visita a la nueva diócesis del 15 al 23 de agosto. En la carta, enviada a la agencia Fides, el jefe de la Iglesia caldea expresa su agradecimiento por el espectáculo de “fe, fidelidad, perseverancia, paciencia y alegría” experimentado en sus muchos encuentros con los cristianos del Kurdistán iraquí, que ha definido como “ciudadanos indígenas, con raíces profundas que no pueden ser desarraigadas y se remontan a dos mil años atrás”.
Basándose en dicho arraigo milenario S. B. Sako ha animado a todos a seguir el ejemplo de 35 familias “que se encontraban en Mosul y se han trasladado a Duhok, comprando un pueblo llamado Romtha donde han construido casas hermosas, la iglesia, una escuela y muchos huertos” . Para facilitar esta dinámica de resistencia a la dispersión, el patriarca ha invitado también a los activistas y líderes políticos caldeos a llevar adelante estrategias compartidas. Al mismo tiempo ha invitado a la parte eclesial a involucrar más laicos en la gestión de las actividades y recursos a través de los consejos parroquiales y diocesanos.
Según las estimaciones del patriarcado caldeo, pertenecen a la nueva diócesis 14.500 cristianos caldeos, 13 sacerdotes y 34 iglesias. EL Kurdistán iraquí, considerado tradicionalmente un lugar seguro para los cristianos, en los últimos años se ha convertido para muchos simplemente en “la última parada” en Iraq antes de emigrar al extranjero. Según muchos observadores, precisamente por este fenómeno se puede deducir que la violencia no es la única razón del éxodo de los cristianos de Iraq.
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