La Mariápolis: un diálogo a 360º

En estos días se está celebrando en La Seu d’Urgell la Mariapolis, las vacaciones organizadas por el Movimiento de los Focolares planteada como un espacio de convivencia donde experimentar la fraternidad como vía de renovación de la Sociedad y una respuesta a los desafíos actuales y a la búsqueda de la felicidad que todos deseamos.

Diálogo, convivencia, comunicación, excursiones, talleres, momentos artísticos y de espiritualidad, tienen lugar en un marco privilegiado, con amplias posibilidades tanto por su rico patrimonio cultural como natural. Diálogo a 360º es el nombre que ha convocado a más de mil de personas para aprender, conviviendo juntos, el arte del diálogo, expresión del arte del amor al prójimo evangélico cuya propuesta no tiene fronteras, de ningún tipo, tampoco religiosas.


Decía el Papa Pablo VI hace 50 años, en su encíclica Ecclesiam Suam, que la Iglesia Católica tenía, en pleno desarrollo del Concilio Vaticano II, que responder a tres preguntas esenciales: ¿Qué dices de ti misma? ¿En qué tienes que reformarte? y ¿Cómo has de dialogar con el mundo de hoy? Y, respecto a esta última pregunta, apuntó una premisa bastante clara: “La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio”.


Se trata de un diálogo desde la Iglesia que tanto Pablo VI en esta encíclica como el Concilio Vaticano II planteará en cuatro direcciones convergentes: el dialogo de la comunión intraeclesial, el diálogo ecuménico con los hermanos cristianos separados, el diálogo interreligioso con los creyentes del resto de las confesiones, y el dialogo con los hombre y mujeres de convicciones diversas.


Pero lo más importante de este mensaje no estriba sólo en el despliegue de estos diálogos sino en el dialogo mismo, que en cristiano, no es una estrategia, sino la esencia de la pedagogía amorosa de Dios con los hombres. Así lo explicaba Pablo VI: “La historia de la salvación narra precisamente este largo y variado diálogo que nace de Dios y teje con el hombre una admirable y múltiple conversación. Es en esta conversación de Cristo entre los hombres donde Dios da a entender algo de Sí mismo, el misterio de su vida trinitaria, donde dice, en definitiva, cómo quiere ser conocido: El es Amor; y cómo quiere ser honrado y servido por nosotros: amor es nuestro mandamiento supremo. El diálogo se hace pleno y confiado; el niño es invitado a él y de él se sacia el místico”.


Más información en el obispado de Urgel (España)



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