Hace nueve 9 meses y 14 días que nació mi nieto en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo. Allí comencé una carta a la Dirección del Centro por la cantidad de índices de deterioro a todos los niveles observados. Pero el bebé fue dado de alta y la alegría hizo que pensase: "no te metas en líos, total..." Estos días pasados he vuelto al citado hospital a visitar a un amigo convaleciente y rezo para que la estancia sea lo más corta posible en un recinto falto de un mínimo de dignidad hacia pacientes que llevaron años cotizando y siguen pagando un IRPF después de la jubilación que nunca entenderé. Pero, ¡ya basta!: Ayer he acudido a visitar a otra amiga en el Hospital Virgen de la Luz de Cuenca y, tras preguntar en un impresentable punto de información, con una señorita viendo una película en un ordenador personal con el volumen bien alto y sin que nos supiera decir dónde se encontraba, encuentro que, con 91 años, comparte planta y enfermería con Pediatría (3ª planta). Todo un despropósito. Señores gestores de nuestra salud, ¿tenemos que encomendarnos a la Virgen para que nos ampare?. ¡Ya está bien!
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